Joyas, Tendencias

5 tendencias de belleza imprescindibles en el neceser de viaje

Este verano las beauty addicts lo tendrán más fácil: se lleva un ritual más consciente y elevado en el que, sin embargo, intervendrá una menor cantidad de productos.

Es tiempo de reencuentros. De regresar a esa playa con la que hemos soñado durante todo el año. De volver a compartir cenas con amigos al aire libre y conversaciones hasta la madrugada. De recuperar la paz que la vorágine de la rutina ha perturbado. Y son precisamente estos momentos los que nos llevan a buscar una rutina de belleza más calmada, que nos haga sentir bien, pero con el inconveniente de hacerlo lejos de casa. Es ahora cuando más echamos de menos nuestros cosméticos. Todos esos productos que no caben en el equipaje y que, sin embargo, desearíamos haber llevado. Tenemos la solución para que este verano en tu neceser esté todo lo imprescindible (y algo más). Tan solo necesitas seguir las tendencias de esta temporada, aquellas en las que predomina la calidad sobre la cantidad, y te aseguramos que no te faltará nada en tu rutina beauty durante las vacaciones.

Dolphin skin: altas dosis de hidratación

Los últimos acontecimientos que hemos vivido han provocado un aumento en la preocupación por nuestra salud y, a la vez, en nuestro ritual de belleza. Ya no buscamos looks de maquillaje complicados, tan siquiera los colores de labios de moda. Ahora lo que queremos es que nuestra piel tenga un aspecto saludable. Es decir, nuestro objetivo es conseguir ese ansiado aspecto de piel jugosa y con luminosidad que pone el foco en la naturalidad.

Foto: Fleur Kaan
Foto: Fleur Kaan

Ese aspecto tiene mucho que ver esta temporada con la tendencia dolphin skin o, lo que es lo mismo, llevar la luminosidad hasta el último extremo a través de un efecto mojado, igual que el de la piel de un delfín. Para ello, antes de aplicar maquillaje, lo primero que hay que hacer es hidratar la piel en profundidad con cremas con base acuosa que aporten agua y ayuden a retenerla durante más tiempo. Y, previamente, potenciar la luminosidad con un sérum con vitamina C, el ingrediente estrella para una piel radiante.  En cuanto a la rutina de maquillaje, bastará con añadir una base ligera y, por supuesto, un iluminador en el arco de la ceja, el lagrimal, los pómulos, sobre el arco de cupido y en la barbilla. Para finalizar un blush líquido o en crema que añada más sensación de piel mojada. Y en los labios, un gloss de efecto sorbete.

Skinimalismo: el menos es más llega a la cosmética

Es la tendencia más práctica de todas, especialmente ahora que nos movemos más, y nuestra rutina de belleza tiende a ajustarse a un espacio reducido dentro de nuestra maleta. Se trata de invertir menos en la cantidad y más en la calidad de nuestros cosméticos. Es decir, prescindir de todos aquellos productos que apenas usamos —y que posiblemente no nos estén aportando beneficios— para centrarnos en lo realmente importante: el tratamiento de la piel. Un exceso de cosméticos no solo ocupa un espacio innecesario, sino que también puede ser perjudicial: la piel necesita respirar y regenerarse por sí sola. Es positivo que apliquemos formulaciones que aceleren ese proceso pero un abuso puede ser la causa de un acné inexplicable o el indeseado efecto de piel apagada. 

Una limpiadora, un booster y una hidratante deberían ser suficientes para alcanzar los resultados que buscamos: hidratar en profundidad, suavizar las líneas de expresión y prevenir manchas y signos de la edad. Pero, ¿cómo es posible obtener tanto con tan poco? La clave está en mirar detenidamente los ingredientes y efectos de los productos para dar exactamente con lo que nuestra piel necesita, e invertir en fórmulas de calidad que ofrezcan unas garantías.

Reenamorarse del formato sólido

Significa volver a las raíces de la cosmética, la del formato en pastillas de jabón, para reconectar con las formulaciones de ingredientes naturales y reducir el uso de plásticos. Sustituir el gel de ducha por un jabón ecológico, el champú líquido por uno en forma de pastilla, o añadir en nuestro neceser desodorantes o, incluso, pasta de dientes sólida es un gesto que beneficia a nuestro cuerpo y al planeta. Y, de paso, nos evita más de un quebradero de cabeza a la hora de viajar. Apostar por este tipo de cosméticos ahorra espacio, evita líquidos derramados en el interior del neceser al llegar al destino y, además, facilita en gran medida los controles aeroportuarios sujetos a la norma de los 100 mililitros.

Foto: Diana Akhmetianova
Foto: Diana Akhmetianova

Masajeadores faciales para viajar a cualquier parte

Desde que los hemos probado ya no podemos vivir sin ellos. Los masajeadores faciales producen un efecto lifting en la piel, ayudan a tensarla y, además, hacen que los productos que apliquemos penetren mejor gracias a que activan la circulación. O, lo que es lo mismo, elevan a un nivel más alto nuestro ritual de belleza habitual. Tanto si elegimos los de funcionamiento eléctrico, como si preferimos los rodillos de cuarzo o jade, la buena noticia es que ambos están disponibles en formato mini para acompañarnos en los viajes. Porque si la constancia es la clave para conseguir mejores resultados con estos utensilios de estética, ¿por qué querríamos interrumpir su uso durante las vacaciones?

Foto: Content Pixie
Foto: Content Pixie

Pero no basta con pasar una y otra vez estos aparatos por el rostro. Para que funcionen hay que saber cómo utilizarlos apropiadamente. Para mejorar la circulación y drenar, el movimiento deberá hacerse en el sentido de los conductos linfáticos. Si lo que queremos es reafirmar, trabajaremos de tal forma que haremos que los tejidos suban, es decir, en el sentido opuesto a la gravedad. Y lo siempre de manera ascendente: empezaremos en el cuello y pasaremos por los pómulos y el contorno de ojos para terminar en la frente.

Los clásicos del verano que nunca fallan

Independientemente de las tendencias, existen algunos productos indispensables en nuestro neceser estival. Uno de ellos es, por supuesto, el fotoprotector: una buena defensa contra el sol nos previene de la aparición de manchas indeseadas, del envejecimiento prematuro y de enfermedades producidas por la exposición solar. Aplicarlo todos los días y en cualquier situación (no solo en escenarios de de playa o piscina) debe ser un hábito inexcusable.

Los polvos solares producen un efecto de buena cara cuando no estamos bronceadas y potencia el tono cuando ya lo estamos. Basta con aplicar una pequeña cantidad (el fin es conseguir un efecto sutil) con una brocha gruesa sobre la frente, los pómulos, la nariz y la barbilla. Justo en aquellas zonas en las que el sol incide primero sobre la piel del rostro. Y, por último, un aceite seco (de coco, argán, almendras…) multiusos: infalible para hidratar el pelo más castigado, la piel desnutrida tras la exposición solar o los pies cuarteados por el uso de las sandalias. Un neceser de belleza no debería nunca pasar un verano sin este todo en uno que todo lo arregla