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Casas de ensueño para teletrabajar como si estuvieses de vacaciones

Tenemos la clave para desafiar al tiempo y hacer que nuestros ratos de ocio y de desconexión se alarguen al máximo este verano. Las vacaciones no tienen por qué acabarse (casi) nunca.

A veces la finitud del tiempo es una ventaja. Y otras (la mayoría) un gran inconveniente. Las vacaciones es el mejor ejemplo de lo que puede incordiar la fugacidad del momento. Todo el año soñando y planeando unos días tan efímeros que al final siempre saben a poco. Pero, ¿y si tuviéramos una varita mágica para prolongar nuestra época preferida del año? 

La modalidad del trabajo a distancia tiene una gran cantidad de beneficios, entre ellos, ser esa varita mágica capaz de concedernos unos días extra fuera de casa: rumbo a algún destino en el que el descanso vence al estrés y la rutina no existe. Te proponemos cinco destinos y cinco casas (con wifi, por supuesto), para prolongar al máximo lo que te pida el cuerpo: descansar en una finca lejos del mundanal ruido o meterte de lleno en la vorágine de una ciudad para vivirla como un local. Tú eliges cómo quieres trabajar este verano.

Destino: donde el resto del mundo no existe

Si crees que la relajación no es compatible con el trabajo, prueba a pasar tus jornadas laborales en la Finca El Rincón de Lanzarote (Rusticae), un remanso de paz alejado de todo, en el que ni un deadline complicado ni una reunión de última hora podrán desestabilizar tu paz interior.

En esta casa tradicional canaria, con más de cien años de antigüedad, se han sustituido algunas de sus paredes por cristales para disfrutar de unas vistas relajantes casi desde cualquier rincón. Uno de ellos es la zona de trabajo: un escritorio desde el que se ve el mar y las montañas de Los Ajaches. Las puestas de sol (esperamos que ya no te pillen trabajando) son espectaculares. Y al terminar la jornada, la casa cuenta con un gimnasio exterior y una piscina que reducen al mínimo los motivos por los que salir de la casa.

Vacaciones hasta el infinito

Casi en la frontera con Francia, en plena Costa Brava, se encuentra esta casa construida en 10 cubos de estuco blanco por los arquitectos Eduardo Cadaval y Clara Solà-Morale. Sus ventanas infinitas orientadas al Mediterráneo permiten ver los amaneceres y atardeceres más espectaculares de la zona. Precisamente esta orientación privilegiada, enclavada para seguir el recorrido del sol de principio a fin, inspiró a sus propietarios para bautizarla con el nombre de Sunflower House. Aunque su piscina con vistas al mar y su entorno natural en pleno Port de la Selva son motivos más que suficientes para no querer salir de ella, merece la pena recorrer sus alrededores. A pocos kilómetros se encuentra Cadaqués, el pueblo pesquero más preciado de la zona, que fue refugio de Salvador Dalí. Y como queremos ir allí para trabajar, no nos vendría mal que se nos pegase algo de esa inspiración que allí recogía el pintor. 

©Cortesía de Airbnb

La experiencia de vivir como un local

Cuando somos turistas todo está programado. Tenemos que cumplir una agenda de imprescindibles y recomendaciones que nos hace correr de un lado a otro antes de que finalicen las vacaciones. ¿Cuántas ciudades hemos visitado pero no hemos vivido? Aprovechar el teletrabajo para instalarse en otra ciudad es la mejor forma de llegar a ella sin prisa y atendiendo a los detalles. Casi como vivir esa relación para toda la vida que forjan los estudiantes con sus destinos de Erasmus.

©Cortesía de Airbnb

Precisamente París es uno de esos lugares a los que apetece volver. De él nos vamos siempre con la interminable lista de favoritos sin terminar de tachar y porque aunque lo logremos, en cuestión de días volverán a surgir nuevos. En este apartamento de Airbnb con (¡atención!) vistas a la Torre Eiffel es imposible no sentir la experiencia de ser un auténtico parisino, al menos por unos días.

Más días juntos

Las vacaciones se hacen cortas para todo. Especialmente cuando hablamos de disfrutar en compañía de amigos. Y es que la tristeza infantil del final de campamento se sufre a cualquier edad. Pero tenemos una idea para alargar el tiempo junto a ellos: convertir una casa rural en un coworking. ¿Te imaginas reunirte en la piscina con tu mejor amiga nada más apagar el ordenador? ¿Qué te parecería tomar un café en buena compañía siempre que hagas un descanso? 

Etxelaia
©Cortesía de Rusticae

Entre el mar y la montaña, en Gautegiz Arteaga (Vizcaya), se encuentra Etxelaia (Rusticae), una casa señorial de 1930 que ha sido reformada para guardar la esencia de sus orígenes y, a la vez, ofrecer la experiencia de una villa exclusiva.

Tiene capacidad para acoger hasta 18 personas, repartidas en ocho habitaciones, con siete cuartos de baño, dos salones, piscina, jardín, biblioteca, cocina y, lo más importante: una conexión wifi de gran calidad.

Aprender (por fin) a surfear

Es un clásico del verano: terminan las vacaciones y no te ha dado tiempo a disfrutar de todos esos hobbies que tenías pendientes. Al fin y al cabo la prioridad era descansar. Ahora tienes una segunda oportunidad. Aprovecha el teletrabajo para apuntarte a ese curso de surf que siempre has querido hacer. Porque no es lo mismo empezar la jornada en el gimnasio que sobre las olas del mar. Y así da gusto practicar deporte.

©Cortesía de Airbnb

Te proponemos viajar a San Sebastián, meca del surf en nuestro país, donde encontrarás varias escuelas en las que aprender de cero o mejorar tu nivel. Te proponemos alojarte en este apartamento de estética bohemia, ubicado en Gros, el barrio más joven y surfero de la ciudad. Pero la experiencia no termina aquí. Sus ofertas gastronómicas y culturales son infinitas. Y recuerda que si viajas en julio o en septiembre podrás coincidir con los festivales de jazz o de cine.