Joyas

Los deseos de enero

Una guía cultural para aterrizar en 2022 con una lista de tareas pendientes para ver, comer, viajar y amenizar el espíritu.

El restaurante: La Sastrería, en Valencia

Tal y como su nombre indica, este tesoro guarecido entre las calles bajas del Cabanyal fue un taller de confección a medida, pero el equipo le dio una segunda vida entre las tabernas con producto de mar que pueblan esta zona en plena revalorización pegada al Mediterráneo. La Sastrería ofrece varios factores que la alzan como el valor más interesante del barrio: por un lado, un local de más de 400 metros cuadrados urdido por el estudio Másquespacio, que combina azulejos artesanales y guiños a la cultura marítima; por otro, la cocina, dividida en barra y restaurante, con ejemplos tan magníficos como el buñuelo de sepia, la croqueta líquida de gamba roja o el rodaballo a la brasa, cebolleta y emulsión de piparras. Su mejor prueba de orgullo es la zona de Lonja o de paso, donde muestran dignamente lo que en cualquier otro bar se escondería mientras se degusta una copa en la barra.

La Sastrería
© Cortesía de Masquespacio

La película: Fue la mano de Dios, de Paolo Sorrentino

Que el título no confunda a los que no hayan oído hablar de esta nueva entrega del autor de La gran belleza. El único Dios omnipotente en la nueva cinta de Sorrentino (disponible en Netflix) es Maradona, deidad por sus milagros con el balón que en 1984 llegaba a la decadente Nápoles. Pero ni siquiera la presencia intangible de El Pelusa en la película es capaz de eclipsar el magnetismo de Fabietto Schisa (Filipo Scotti), un joven descendiente de una surrealista familia campana donde todo parece disfrute y decadencia hasta que, como siempre, las cosas se tuercen. La cinta, al parecer autobiográfica, es tan recreativa y hedonista como las predecesoras del italiano, y cada uno de los personajes merecería un spin-off, pero la melancolía y el pudor en algunas de sus escenas clave hacen que a veces resulte algo distante. Con todo, una fotografía que genera síndrome de Stendhal con Nápoles hace que uno se quede ensimismado sin remedio en sus dos horas de metraje.

Fue la mano de Dios
© Cortesía de Netflix

La exposición: Jessica Rankin en Carlier Gebauer

La de la artista Jessica Rankin, nacida en Australia pero afincada en Nueva York, no es una creación cualquiera. En su técnica se combina el arte textil con la pintura, e incluso fragmentos de textos de sus poetas predilectos, como Carl Phillips, Kamilah Aisha Moon o Etel Adnan. En su obra conviven la intuición y el color como una pareja en tensión, creando franjas cromáticas imposibles y diálogos abstractos que se antojan casi como una hoja de ruta de lugares utópicos. De todos los conceptos que utiliza hay uno, el de brainmaps (mapas cerebrales), que le sirve para tejer mapas bordados de diferentes texturas realmente hipnóticos. Algunos de ellos han viajado hasta Madrid para formar An Everywhere Of Light, su primera muestra inidivudal en Madrid auspiciada por la galería Carlier | Gebauer. Hasta el próximo 12 de febrero en c/ José Marañón, 4).

Jessica Rankin
© Cortesía de Carlier Gebauer

La serie: La vida sexual de las universitarias, en HBOMax

La magistral serie cómica urdida por Mindy Kaling (The Mindy Project) parte de la misma premisa que la mayoría de series postadolescentes en Estados Unidos: hermandades griegas, botellones multitudinarios y aventuras sexuales. Pero el factor diferencial de este caso concreto es un guion frenético, ácido y desternillante que consolida a Kaling como una de las mejores directoras de comedia de 2022. A lo largo de sus diez episodios, cuatro compañeras de habitación –interpretadas por Amrit Kaur, Reneé Rapp, Alyah Chanelle Scott y Pauline Chalamet, sí, hermana de Timothée– se hacen a la vida del Essex College en Vermont y aprenden a navegar por la antesala universitaria de la vida adulta. Con un elenco diverso, carismático y diametralmente opuesto entre sí, la fórmula de Kaling cala y acierta por sus conversaciones poco edulcoradas, su falta de complejos y un sentido del humor exultante. Ya apunta a una segunda temporada.

La vida sexual de las universitarias
© Corestía de HBOMax

La compra: el perfume Mumbai Noise de Byredo

Nacido en Estocolmo y criado en Toronto, Ben Gorham jugó en varios equipos de baloncesto e incluso trabajó como asistente de interiorismo hasta gestar la decisión que supondría una auténtica revolución en la industria de la belleza. Ocurrió en 2006 y recibió el nombre de Byredo –’dulce perfume’ en inglés clásico. De todas las creaciones creadas por la firma hasta la fecha, todas ellas con origen viajero o espiritual, la más personal es la que acaba de lanzar Gorham y su equipo: Mumbai Noise es un tributo a sus orígenes hindúes, pero sin las ñoñeces que suele habitar en su gremio. Creada junto al olfato del perfumista Pierre Wulff,  el propio Gorham la ha definido como un recuerdo de infancia al barrio de Chembur donde creció, una “sobrecarga sensorial que te deja noqueado, exactamente igual que Mumbai”. Por increíble que parezca, su aroma no se queda corto a tal descripción.

Mumbai Noise de Byredo

La lectura: Yo, adicto de Javier Giner

Este libro es capaz de trasladarte a cada uno de los sentimientos que recorre, desde el frenesí desesperado de noches sin fin y drogas, sexo y alcohol, hasta el profundo agujero negro que sufre el protagonista cuando aterriza en una clínica de desintoxicación tras haber tocado techo en una situación que llegó a implicar a su madre. El autor, agente de prensa y director de cine y videoclips con basta trayectoria a sus espaldas, consigue retratar fielmente su fatídico viaje por el mundo de la adicción y agarra al lector de la mano en una espiral de pérdida y autodestrucción para mostrarle, finalmente, un rayo de esperanza. Es uno de los relatos más lúcidos sobre drogadicción y alcoholismo, y su honestidad sin reservas hace que sus 474 páginas se pasen en un suspiro.

Yo, adicto de Javier Giner
© Cortesía de Paidós

El placer –no–culpable: The Ferragnez, en Amazon Prime Video

¿El enésimo intento de un personaje conocido por vender una imagen distinta de la que se ha labrado ante medio planeta? Puede ser. ¿Uno de los primeros en conseguirlo? También. La optimista melodía con que arranca el reality de Chiara Ferragni y Fedez, bloguera y cantante repentinamente y padres de los pequeños Leone y Vittoria, contrasta con el fabuloso golpe de efecto que esta serie de ocho episodios esconde en su primera escena: una terapia de pareja. Acostumbrados a diálogos acartonados y aparentemente guionizados, sorprende la frescura con la que este célebre tándem italiano aborda cuestiones como las crisis de pareja, la salud mental, la paternidad o las expectativas de futuro. En el resultado final, Ferragni sale holgada como una mujer de negocios, afable y empática, y aunque se muestran las costuras de su marido en cuanto a inseguridades, complejos y falta de sociabilidad, el rapero se muestra con honestidad ante la cámara y la transparencia de ambos hace que el resultado final sea fresco, ágil y con empaque. Placer sí, culpa ninguna.

© Cortesía de Amazon

La escucha: Petrichor, de Enfant Sauvage

Irrumpieron en 2017 como uno de los dúos más interesantes del panorama electrónico. Cinco años después, el halo de The Blaze se ha ramificado y además de haber dado frutos como el LP Dancehall (2018), sus miembros Guillaume y Jonathan Alric –primos, que no hermanos– han seguido trabajando en proyectos independientes. El más hipnótico de todos ellos es Enfant Sauvage, álter ego en solitario del primero y autor de un primer elepé que responde al nombre de Petrichor, término que alude al olor producido por la lluvia cuando cae en el suelo. Con tesoros incalculables como A Misty Day o Silent Fall, su personalidad se exhibe también en la parte visual, con un videoclip para Silent Love que es una pura delicia para los ojos.

La escapada: Islas Feroe

Un paraje infinito, una gastronomía marciana y una poesía que inunda todas sus carreteras son algunos de los factores que hacen de esta región administrativa de Dinamarca un paraíso sin comparación, clavado en el Atlántico y a medio camino entre Islandia, Noruega y Escocia. Con origen vikingo y formado por 18 islas, este archipiélago incluye datos peculiares como una población de 80.000 ovejas –frente a 48.000 personas–, un lago de agua dulce apenas suspendido sobre el agua marina y una piedra preciosa escondida en una pequeña aldea: el restaurante Koks. Su fundador, el chef Poul Andrias Ziska, se formó en el prestigioso Genarium de Copenhague hasta volver a su tierra natal y abrir Koks en 2014. La sorpresa llegó con la estrella Michelin, en 2017, y una demanda que ha tenido las 26 plazas de su restaurante completas todas las noches desde entonces. No tiene una larga tradición turística, pero esconde una joya hotelera: el hotel Føroyar, en la isla principal de Stremoy, es un templo minimalista con vistas a la capital, Tórshavn.

Islas Feroe
© Mario Ximénez