Joyas, Lifestyle

Por amor al arte

Recorremos la costa del Mediterráneo y terminamos en Madrid en busca de los mejores planes para introducir la cultura en nuestras vacaciones

5 planes imprescindibles para hacer turismo cultural este verano

El mundo no parece ser ya lo que era, o al menos no ser como lo conocíamos. Y mientras este sufría una transformación difícil de asimilar, la cultura, como en otros muchos momentos complicados de la historia, era capaz de salvarnos con una invitación irrechazable a la evasión. Justo ahora que recurrimos a la cultura (nunca debimos darle la espalda, si es que lo hicimos alguna vez) como la medicina que todo lo cura, qué mejor momento que las vacaciones para introducirla, junto al descanso, como parte de un plan sanador. Y, de paso, apoyar a un sector que nos ofrece tanto sin pedir nada a cambio. Emprendemos una ruta por la costa mediterránea y la capital para descubrir los planes culturales que no podrán faltar en nuestra agenda si queremos vivir un verano tan placentero como enriquecedor.

Barcelona: Picasso y las joyas del artista

El universo creativo de Pablo Picasso (Málaga, 1881 – Mougins, 1973) era tan amplio —experimentó con la pintura, la escultura, el grabado, la cerámica e, incluso, la poesía— que aún nos quedaba una importante parte por explorar: su joyería. El Museu Picasso albergará, del 21 de mayo al 26 de septiembre, una exhibición en la que, por primera vez, podremos contemplar pequeñas obras en forma de colgantes, broches, medallones o anillos, firmadas por el malagueño.

Picasso empezó componiendo estas piezas, como buen dadaísta, a través de objetos que encontraba —piedras y conchas de las playa de Juan-les-Pins en Antibes— o que compraba en mercadillos para después transformar mediante grabados o dibujos.  Sus joyas evolucionaron hacia la cerámica y la terracota, coincidiendo con la época del taller Madoura, para terminar siendo inéditos trabajos de oro y plata tras conocer al orfebre François Hugo. Sus mujeres y musas: Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque, fueron principalmente las receptoras de estos accesorios que Picasso nunca quiso comercializar ni exponer. No porque los considerara una obra menor. Todo lo contrario. El artista trató la joyería como un elemento íntimo y la dotó de un gran protagonismo al crearla por partida doble: primero componiendo las piezas y, después, pintándolas, ya que las colocaba como parte del atrezzo de la persona —generalmente familiares o seres queridos— a la que quería retratar.

Pablo Picasso con Françoise Gilot y su sobrino Javier Vilató, en la playa. Musée national Picasso-Paris © Robert Capa © International Center of Photography / Magnum Photos © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid 2021

Tarragona: Las ruinas de Tarraco

Pocos planes culturales necesita añadir Tarragona a su agenda cuando la misma ciudad esconde las muestras de haber sido una espectadora privilegiada de nuestra propia historia. El conjunto arqueológico de Tarraco es Patrimonio de la Humanidad desde 2000 y un punto de imprescindible visita —incluso cuando solo se va a la Costa Daurada con la intención de disfrutar de sus magníficas playas y su arena dorada—. El acueducto de Les Farreres (conocido como el puente del Diablo), el foro, el edificio del Pretorio, las galerías del circo o la torre de los Escipiones nos recuerdan que la ciudad catalana fue  un importante lugar de la Hispania romana. Y como broche final a este recorrido por el arte romano: el Museo Arqueológico Nacional de Tarragona.

© Alberich Fotògrafs – Tarragona Turisme

Ibiza: Museu Casa Broner

La tradición artesanal y la arquitectura de Ibiza han sido (y siguen siendo) un imán para los artistas. Más allá incluso de sus playas y paisajes. En 1933, huyendo del regimen nazi, el arquitecto Eriwn Broner (Múnich, 1898 – Kreuth, 1972) se instaló en la isla. Entonces no era un destino turístico. Tan siquiera estaba en el mapa internacional. Pero el alemán se enamoró de esta región de pescadores de arquitectura encalada en blanco impoluto. Tanto que aunque el destino lo llevó después a vivir a Nueva York, en 1951 volvió a Ibiza para instalarse definitivamente junto a su mujer Gisela Strauss.

En una fusión perfecta entre la arquitectura payesa y el racionalismo de la escuela Bauhaus, Broner levantó su casa en el acantilado de Sa Penya, donde residió hasta su muerte. Su mujer cedió a la isla este referente del diseño —conocido mundialmente por los amantes de la arquitectura— que hoy es un museo imprescindible no solo para contemplar lo bien que se llevan el Mediterráneo y la estética de la escuela fundada por Walter Gropius, sino para disfrutar de una espectacular vista al mar y a la isla de Formentera.

© Consell Insular d’Eivissa – Lourdes Grive

Valencia: Concierto a la luz de las velas

Existen muy pocas experiencias tan mágicas como la de disfrutar de un concierto de música clásica rodeado de cientos de velas. Los conciertos de Candlelight llevan esta temporada a Valencia, concretamente al Teatro la PlaZeta y el Bioparc, las clásicas melodías de Vivaldi, Mozart, Beethoven o Chopin y otras contemporáneas como las de Ludovico Einaudi, Hanz Zimmer o Ennio Morricone en una fascinante puesta en escena y un ambiente íntimo —el aforo es muy reducido—. Esta iniciativa pretende dar visibilidad a nuevos artistas y acercar este género a una nueva generación a través de una experiencia musical única, que más que escucharse se siente.

© Oliver Davies / Cortesía de Fever

Madrid: Georgia O’Keeffe

Fuera de Estados Unidos, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza es la pinacoteca que contiene más obras de Georgia O’Keeffe (Wisconsin, 1887 – Santa Fe, 1986)—un total de cinco— en su colección permanente. Por eso no es de extrañar que sea precisamente este museo el que ofrezca la primera retrospectiva en nuestro país de esta representante del arte estadounidense del siglo XX. Hasta el 8 de agosto estarán expuestos un total de 90 cuadros de O’Keeffe, entre los que se encuentran sus estramonios, tan famosos que comenzó a pintarlos en 1932 en su residencia de Nuevo México y acabó plasmándolos en una de las paredes del salón de belleza de Elizabeth Arden en Manhattan.

Antes ya se había consagrado como una de las mayores representantes del arte moderno en Estados Unidos. Precisamente la exposición comienza con esas obras abstractas que ya la encumbraron en Nueva York en la década de 1910. Esta no es la última oportunidad de ver el gran legado artístico de la estadounidense: tras su paso por Madrid, la muestra viajará al Centre Pompidou de París y, posteriormente, a la Fondation Beyeler de Basilea.

Antes ya se había consagrado como una de las mayores representantes del arte moderno en Estados Unidos. Precisamente la exposición comienza con esas obras abstractas que ya la encumbraron en Nueva York en la década de 1910. Esta no es la última oportunidad de ver el gran legado artístico de la estadounidense: tras su paso por Madrid, la muestra viajará al Centre Pompidou de París y, posteriormente, a la Fondation Beyeler de Basilea.