Lejos ha quedado el concepto de amor por el que se celebraba San Valentín para dar lugar a un día en el que festejar el cariño fraternal, la unión entre madres/padres a hijas/hijos, el sentimiento incondicional entre amigos y amias e incluso el amor propio.
San Valentín es un día dedicado al querer y nunca está demás demostrando esta ilusión con una joya personal que se convertirá en el símbolo desea mor. Un recuerdo que perdura infinito que estará presente en el corazón de quien lo recibe.
Este San Valentín presentamos las joyas que regalar(te) y capturar par siempre un sentimiento.
Un anillo de compromiso, sin compromiso
Este día señalado son mucho los que se aventuran a pedir la mano del que será su futuro compañero o compañero de vida, es por esto que, desde RABAT, siempre apostamos por los solitarios y las alianzas de compromiso para acompañar a hacer realidad los sueños de estas historias de amor. Estos anillos, disñados a partir de una exhaustiva selección de diamantes se caracterizan por su belleza y brillo eterno simbolizando un amor infinito ¿Es necesario que estos anillos cumplan la función de pedida? No la belleza y atemporalidad de este tipo de joyas le dan la máxima versatilidad `por lo que se puede convertir perfectamente en un regalo entre hermanas, madres e hijas o hijos o mejores amigas.
El corazón como símbolo de todo tipo de amor
Y es que si hay una silueta protagonista el 14 de febrero es el corazón, atemporal y versátil, RABAT ofrece una amplia variedad de piezas presididas por este emblema del cariño. Joyas mini para compartir, regalar y expresar un sentimiento inolvidable.
Regala estilo propio
Aunque es común ver más obsequios como anillos de compromiso o piezas con corazón, San Valentín es la oportunidad perfecta para demostrar, no sólo el amor por alguien, si no lo bien que conoces a esa persona, su estilo, sus deseos, y esta es la ocasión perfecta para hacerlos realidad. Anillo, pulseras, colgantes o pendientes, un enorme abanico con el que acertar y dar con la pieza que realmente cautivará su corazón. Eso sí, no hay pieza en la que el diamante no esté presente como un icono de la eternidad.
