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Tendencias para el novio perfecto

Chaqué, esmoquin o traje… analizamos las opciones que tienen los hombres para vestir el día de su boda.

A priori, el hombre parece estar mucho más limitado que la mujer en la etiqueta de ceremonia. Lo curioso es que si nos detenemos a analizar el dress code permitido para el sector masculino a la hora de dar el “sí quiero”, descubriremos que hemos errado en nuestro planteamiento inicial. Si bien a la mujer se le espera que acuda con un vestido de novia (donde podrá elegir silueta, velo o joyas, pero sin salirse del clásico vestido), el hombre tiene un abanico mucho más amplio donde poder escoger. A ella se le espera de blanco y será, por supuesto, el centro de todas las miradas, pero será él quien dé la gran sorpresa: ¿de traje? ¿De esmoquin? ¿O quizás de chaqué? Es verdad que la libertad de silueta y de materiales la tiene la mujer, pero no es menos cierto que a la hora de decantarse por una prenda, es el hombre quien tiene muchas más opciones donde elegir.

Se trata de opciones que, además, si bien evolucionan poco a poco, sí que se acaban ajustando a una serie de tendencias, ya sea un cambio de silueta o una serie de colores que pueden estar más o menos permitidos. Por eso vamos a analizar las distintas versiones que podemos encontrar para el traje de novio y sabremos, además, cuál es la más adecuada para cada ocasión.

El traje

Comenzaremos por el traje. No es de partida la elección ideal ya que no deja de ser el “uniforme de trabajo” masculino, pero es cierto que los hombres que no estén acostumbrados a llevarlo porque no se lo exigen en la oficina, encontrarán en esta propuesta una opción diferente y más formal de lo que suelen estar acostumbrados. Dependerá de lo serio que pueda ser la celebración (si la hacemos en una catedral u optamos por una boda rural) la corbata podrá ser obligatoria o no.

Cortesía de Silbon

Esto, además, nos podría llevar a la reflexión sobre cómo las normas de vestir se han flexibilizado para los hombres, que “están autorizado” a salir de noche con la misma ropa que visten de día, frente a las mujeres, a las que todavía parece que se les exige un look diferente para salir a cenar. Si quieren buscar una razón a esto, buceen en la indumentaria del siglo XIX, cuando una mujer de la alta sociedad estaba obligada por los convencionalismos sociales a cambiarse unas cuatro veces al día de traje.

Cortesía de Ralph Lauren

Pero dejando a un lado las connotaciones antropológicas de esto, sigamos hablando de las tendencias a la hora de vestir a un novio. El color para el traje también responderá en muchas ocasiones al entorno, pero lo cierto es que siempre se aconsejan azules, negros o grises.

Cortesía de Tom Ford

Una opción similar a la del traje pero todavía más informal (imaginemos que nos casamos en una cala ibicenca con el mar de fondo) es la combinación de americana y pantalón con, pongamos, una pajarita. Una boda relajada frente al Mediterráneo nos exige una etiqueta más ad hoc, y esta puede ser una elección muy acertada si además la novia apuesta por ir de corto o con un vestido vaporoso. En este caso, colores como los blancos y los azules serán los más indicados.

El Chaqué

El chaqué quizás es la versión más tradicional para contraer matrimonio, pero esto no quiere decir que esté exento de tendencias. Lo primero que debemos aconsejar es apostar por un chaqué a medida. Un buen sastre sabe sacar lo mejor de nosotros y adapta los patrones a la forma de nuestro cuerpo. Tras la elección del sastre, tocará decidirse por un color. Si bien lo clásico sería un pantalón gris con levita negra, cada vez más se hacen hueco las opciones monocolor que dan un aire más juvenil a quien lo lleva. Otra vez los azules y grises serán las mejores opciones, pero no hay que conformarse solo con eso. Por ejemplo, un estampado ojo de perdiz en azul puede ser una opción discreta pero muy acertada para darle un punto muy personal a nuestro traje de novio.

Cortesía de Scalpers
Cortesía de Scalpers
Cortesía de Silbon

Donde podemos ser más originales es en la elección de los accesorios como el chaleco, la camisa y la corbata. Los estampados llenos de color, ya sea, por ejemplo, con cuadros Vichy o con prints florales funcionan muy bien con chaqués monocolor, aportándoles un punto más informal y dando una nota personal. La camisa, en cambio, será azul o blanca, aunque podemos atrevernos también con un modelo de rayas horizontales, siendo conscientes de que en ese caso optaremos por una corbata y un chaleco más discretos.

Cortesía de Silbon

El esmoquin

Por último, otra opción que podemos contemplar a la hora de vestirnos para nuestra boda es el esmoquin. Será una propuesta muy aconsejada si la boda es por la noche e, incluso, es perfecto para segundas nupcias. Y dentro del esmoquin el abanico de opciones también es muy amplio. ¿Boda en un lugar de calor o en verano? Podremos optar por la chaqueta blanca. ¿En un salón clásico? Solapas de esmoquin y chaleco, combinado con unos zapatos opera pumps.

Cortesía de Scalpers

No hay que perder de vista, eso sí, que el traje que elijamos debería ir acorde también con el reloj o los gemelos que nos hayan regalado por la pedida. Al ser una ceremonia de ámbito familiar pocos son los que consiguen ver de cerca los regalos que los novios se intercambian el día del compromiso, así que la boda es el momento perfecto para lucirlos. Además, obsequios como el reloj dicen mucho tanto de la persona que regala como de quien es obsequiado y no hay nada más bonito que lucir el día de la boda definitivo el primer regalo que la pareja se intercambió ya con la idea de convertirse en marido y mujer.