Joyas, Lifestyle

Las tendencias de esta temporada ya fueron (y seguirán siendo) un básico

Los clásicos de siempre, formales e infalibles, llegan para salvarnos del letargo estilístico en el que el uso reiterado del comfortwear nos había sometido

Los clásicos de siempre, formales e infalibles, llegan para salvarnos del letargo estilístico en el que el uso reiterado del comfortwear nos había sometido

Vuelven las piezas más tradicionales. Pero como siempre sucede en moda, vuelven de una manera en la que nunca las habíamos visto. Siempre hay un matiz inédito. Nuevas e inteligentes interpretaciones que nos hacen echar la vista atrás pero con los pies en la primavera de 2021.

Las camisas y los pantalones de líneas depuradas y cortes masculinos, la tan versátil gabardina o el little black dress, la apuesta segura del armario por mucho que pasen las décadas, son algunas de las tendencias más fuertes  de hoy que, por supuesto, no nos suenan a novedad pero a las que nos alegra volver una y otra vez. Porque, al fin y al cabo, son los clásicos los que nos ofrecen siempre la seguridad de saber que estamos vistiendo correctamente. Así que si esta temporada estás pensando en invertir en moda, que sea en estas seis piezas que te proponemos. No te arrepentirás.

La gabardina

Como ocurre con todos los grandes descubrimientos de la moda, la gabardina nació para cubrir una necesidad y acabó convirtiéndose en un básico irreemplazable. Nada queda de su función bélica inicial —el tejido impermeable descubierto por Thomas Burberry en 1880 protegía a los soldados británicos del agua en la Primera Guerra Mundial—  y, sin embargo, su diseño continúa casi intacto. El beige sigue siendo el color más demandado, y la disposición de trabillas, solapas, botones y cinturones se basa en las mismas de hace un siglo. Burberry, la firma líder de la gabardina, propone esta temporada innovadoras combinaciones en diversos tejidos, donde el impermeable se mezcla con el denim y el cuero. Mientras, Louis Vuitton, echa la vista atrás para recuperar el modelo más tradicional, aquel de formas oversized que encumbró el cine de Humphrey Bogart y que el minimalismo de los 90 reeditó una y otra vez.

Los pantalones chinos

Al igual que ocurre con la gabardina, la historia de estos pantalones tiene su origen en un ejército. Esta vez en el de Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial, los responsables de confeccionar el uniforme de los soldados adquirían un tipo de algodón en China (de ahí su nombre) con un diseño que aún hoy perdura en nuestros armarios y que tanto gusta entre las partidarias de esa elegancia moderada que tanto practicó Phoebe Philo al frente de Céline. Sin embargo hay que echar la vista más atrás para encontrar a los verdaderos referentes de los pantalones chinos: Katherine Hepburn se paseó con ellos por todos los platós de Hollywood cuando la ecuación mujer y pantalones siempre resultaba un comportamiento indecoroso. Después llegó Diane Keaton con su interpretación de Annie Hall y el escándalo pasó a ser tendencia. Esta prenda destinada al hombre, empezó a funcionar en las mujeres con absolutamente todo: blazer, chalecos, camisas o camisetas… Los chinos son cómodos, versátiles y muy favorecedores. Margaret Howell recupera ahora la versión más masculina de Keaton, esa que incluso hace match con corbatas, y Chloé busca la cara más romántica con combinaciones de camisas de estampado floral. Ambas funcionan.

El little black dress

Si hablamos de invertir en moda, el little black dress es ese activo al que sacaremos la mayor rentabilidad: es eterno, encaja en cualquier ocasión y favorece a todas. Ya lo decía Christian Dior: “Puedes llevarlo de día o de noche, a cualquier edad. Es esencial en el armario femenino”. Desde que Coco Chanel propusiera el primer vestido negro por la rodilla en 1926 —un boceto de crepe, de silueta recta y cintura baja, publicado en las páginas de Vogue— han sido infinitas las reinterpretaciones que este ha tenido. Del lady like de los 50 al baby doll en los 60, el minimalista de los 90 o las formas cut out de los 2000. Precisamente esta temporada todos ellos suben a la pasarela para ofrecernos la pieza más valiosa del armario femenino en todas sus posibles versiones. Dsquared2, por ejemplo, recupera esa obsesión de los creadores de finales del siglo XX por llevar el diseño a la mínima expresión ornamental, mientras que la nueva firma de Alber Elbaz, AZ Factory, juega con los volúmenes captando la esencia de las propuestas de los años 40 y 50.

El vestido transparente

En el último año, inevitablemente, la moda tuvo que tomar un rumbo distinto, con el comfortwear como respuesta a la demanda de un nuevo estilo de vida. Sin embargo, el atracón de ropa meramente utilitaria ha sido tan desmedido que tanto las casas de costura como las consumidoras han necesitado buscar una ruta de escape. El romanticismo se ha impuesto en las pasarelas para devolvernos el estado de ensoñación y el poder mágico que la moda lleva ejerciendo sobre su público a lo largo de la historia. Sin importar el estado actual de nuestra agenda social, Dior y de Giambattista Valli quieren que volvamos a vestir de la manera más sofisticada posible: la que imagina una primavera de vestidos fluidos con flores bordadas. Para aportar un mayor romanticismo, estos diseños se presentan en tejidos transparentes que dejan al descubierto otra de las grandes tendencias: bralettes y conjuntos interiores de inspiración años 50. 

Los vaqueros de colores

Bastó una sola salida del desfile primavera-verano 2021 de Chanel para saber que el denim teñido sería un imprescindible de la temporada. El look en concreto, formado por unos jeans de cintura alta y pata de elefante, encumbraba al rosa chicle como el prioritario en la paleta cromática del tejano. Pero no el único. El amarillo, el blanco o el azul e, incluso, los estampados están muy presentes. Como un diseño tie dye de Étoile Isabel Marant y silueta eighties, al que recurre en tiempos convulsos. Porque el print hippy por excelencia —casualidad o no— siempre vuelve cada vez que vivimos una época de cambios e incertidumbre.

La camisas XXL

Puedes salir de la zona de confort y experimentar con otras, pero volver a la camisa blanca siempre será como volver a casa. Es ese espacio seguro entre la vorágine de tendencias que giran a nuestro alrededor que nos garantiza un look perfecto y adecuado en todo momento. Si el año pasado los bordados, encajes y pasamanerías nos mostraron su cara más romántica y naïf, esta vez regresa su versión más austera y masculina. Se imponen las líneas rectas y el oversized llevado hasta el exceso, quizás como una respuesta drástica al tan reiterado cropped top. A través de su firma The Row, las hermanas Olsen optan por la estética minimalista en la que tan cómodas se sienten —diseñando y vistiendo— y optan por la interpretación más literal de la moda masculina de los 90. Por su parte, Victoria Beckham feminiza la tendencia cambiando el algodón por la seda, y aporta a la prenda una caída que casi logra transformar en capa.