Un reloj tan maravilloso merecía una vuelta a la altura. En 2013, Girard-Perregaux asombró al mundo relojero con su impactante Constant Escapement L.M. hasta el grado de alzarse ese mismo año con la Aguja de oro del Grand Prix d’Horlogerie de Geneve (GPHG), el premio relojero más prestigioso del mundo. Lo obtuvo gracias a su revolucionario sistema de escape de fuerza constante, producido gracias al uso de técnicas punteras como el silicio.
Se cumplen ahora diez años de esa proeza y la firma de La Chaux-de-Fonds lo celebra con una nueva versión del Constant Escapement, esta vez dentro de la colección Neo Bridge. El reloj, que estará disponible a partir del próximo mes de enero, acompaña con eficacia su revolucionaria tecnología con un aspecto exterior muy vanguardista de aires arquitectónicos y que se atiene a las tendencias actuales de ligereza y transparencia. Si estos atractivos no son definitivos, sí que lo será el saber que estamos ante un movimiento único en el mundo.
El Constant Escapement y el legado de los audaces
El lanzamiento del Neo Escapement representa la cara más valiente y atrevida de Girard-Perregaux que ya mostró Benjamin Constant en pleno siglo XIX. Aquel genial antecesor, y quien da nombre al fascinante escape, pasó a la historia de la relojería por recuperar el tourbillon creado por Abraham-Louis Breguet e incorporarlo a un mecanismo con arquitectura de tres puentes. Producido a partir de 1867, el tourbillon bajo tres puentes aún se fabrica en la manufactura de Girard-Perregaux y se mantiene como uno de los mecanismos más deseados del mercado. Es eficaz, atractivo y diferente, justo las tres virtudes que reúne el nuevo Neo Constant Escapement y su ingenioso sistema de fuerza constante.
¿Por qué es tan importante la fuerza constante?
La fuerza constante es un objetivo buscado desde los inicios de la industria y un paso esencial para conseguir el movimiento perfecto. Todo mecanismo relojero incluye una fuente de energía, un tren de rodaje, un escape y un órgano regulador. La energía la proporciona el barrilete y es atenuada por el tren de rodaje hasta que llega al órgano regulador. En medio se encuentra el escape que, por medio de una sucesión de bloqueo y liberación, controla la secuencia que le llega y la transforma en desplazamientos de las agujas.
El problema que se han encontrado los relojeros desde hace siglos es que la calidad de la conexión entre los cuatro elementos esenciales del movimiento depende de la energía que genera el barrilete. El muelle que está en su interior transmite mucha energía cuando está completamente cargado, lo que no es bueno para el mecanismo, y baja mucho la intensidad en el momento en el que apenas le queda fuerza. Cuando esto ocurre, el órgano regulador disminuye su ángulo de desplazamiento y, por tanto, reduce su precisión. Planteado así, los relojeros entienden que el movimiento ideal sería aquel que transmite la misma fuerza ya esté a plena carga o cuando le quede muy poca energía. Es decir, un movimiento que desarrolle una fuerza constante.
Hay varios mecanismos de fuerza constante, pero solo uno lo incorpora en el escape
Como decíamos, la búsqueda de la fuerza constante ha sido un básico en la relojería mecánica durante siglos y los relojeros se las han ingeniado para encontrar diferentes soluciones. Entre las más conocidas están el mecanismo de huso y cadena, que juega con la relación inversa entre la tensión y la longitud de desplazamiento para mantener una fuerza constante. Otro ingenio conocido es el remontoir d’egalité, con ejemplos tan celebrados como el obtenido por la casa F.P.Journe. El invento de Girard-Perregaux se diferencia de todas estas soluciones al centrar en el escape la obligación de generar una transmisión constante de la energía. Esta decisión aporta una mayor estabilidad a la marcha.
El enigma de la fuerza constante y el billete de tren
El equipo de ingenieros de Girard-Perregaux iniciaron la búsqueda de un escape que fuera capaz de desplazarse de manera constante sin importar la intensidad de la energía que recibía. Parecía complicado, aunque un ingeniero dio con la solución de un modo casual. Ocurrió un día al coger un billete de tren y presionarlo hasta que adoptó la forma de la letra C. Al presionar en uno de los lados, el ingeniero pudo comprobar que el billete tomaba mantenía la forma de C, pero esta vez en posición opuesta. Podía hacer este juego tantas veces quisiera, y con la intensidad que quisiera, que la transformación del billete en la C opuesta siempre se desarrollaba con la misma intensidad. Pero ¿sería posible trasladar este ingenioso sistema de fuerza constante al interior de un movimiento relojero?
Una lámina de silicio seis veces más fina que un cabello humano
El Constant Escapement no se parece en nada al tradicional escape de áncora suizo que viene usándose en relojería desde hace tres siglos. Para empezar, ocupa un enorme espacio dentro del movimiento. Se identifica fácilmente en el reloj por su acabado morado. Dentro el escape, su componente más importante es la lámina que recorre el espacio que va de un extremo a otro del escape. Esta lámina cumple la función del billete de tren que originó la idea del dispositivo al ingeniero de Girard-Perregaux. Cómo vemos en la imagen, la lámina tiene una curva constante cuyo vaivén, producido por el desplazamiento del órgano regulador y las dos ruedas opuestas del tren de rodaje, siempre se desplaza con la misma longitud y potencia. Esta lámina de silicio tiene un ancho de 120 micras y un espesor de apenas 14 micras. Es decir, es seis veces más delgada que un cabello humano.
La belleza como síntoma de perfección mecánica
El movimiento del Constant Escapement no solo es efectivo, sino increíblemente atractivo. Su arquitectura sigue un patrón simétrico que se muestra tanto en el frontal como el reverso del mecanismo. De frente nos encontramos con los dos grandes barriletes encargados de proporcionar la energía para que el calibre funcione. Junto índice de las 9 horas vemos el indicador línea de reserva de marcha, estimada en siete días.
Si damos la vuelta al reloj descubrimos el sistema de distribución de energía que va de los dos barriletes, pasa por las cinco ruedas del tren de rodaje y acaba en el volante y espiral del órgano regulador. La imagen innovadora del movimiento GP09200-1153 viene además potenciada por el refinado acabado monocolor de todo el reloj que combina el negro de los recubrimientos PVD, el gris antracita de los NAC y los plateados de las ruedas dentadas y agujas. Un movimiento completamente diferente al resto de mecanismos del mercado debía tener un aspecto a la altura de su exclusividad técnica.
El toque Neo Bridge
Girard-Perregaux ha decidido recuperar el Constant Escapement L.M desde una perspectiva original y más acorde con los tiempos actuales. Parte para ello de las líneas maestras de Neo Bridge, la colección lanzada en 2014 como evolución estética de los primeros Tourbillon bajo tres puentes que creó Constant Girard a mediados del siglo XIX. El Neo Bridge trasladaba el concepto inicial al siglo XXI mediante unos nuevos puentes de curvas tridimensionales, posibles de fabricar mediante el uso de máquinas CNC de última generación. La colección Neo Bridge también trajo una mayor presencia de acabados mates y satinados, el gusto por las esferas multicapa y un uso de cristales de zafiro en forma de caja que permiten disfrutar de una visión más completa de los componentes frontales del mecanismo. Todos estos atributos estéticos están también presentes en el Neo Constant Escapement.
Otro cambio importante respecto al Constant Escapement L.M es el traslado de las agujas horarias al centro de la esfera. En el modelo de 2013 estas estaban en un pequeño contador desplazado junto al índice de las 12 horas. La reubicación central acompañando a la aguja de segundos, rematada con una punta azul, juega con el concepto de simetría y equilibrio que comparten todos los relojes Neo Bridge. La sencillez siempre es el camino para llegar a la mejor solución.
Un reloj ligero y exacto
El Neo Constant Escapement se ajusta a los códigos de la línea Neo Bridge, con una caja muy estilizada y carente de bisel, papel que cumple su cristal de zafiro de tipo caja. Tiene un diámetro de 45 milímetros y está fabricado en titanio. Si lo comparamos con el Constant Escapement original (caja de oro blanco de 48 milímetros), esta nueva versión Neo es mucho más ligera y manejable y hacen de esta nueva versión Neo un reloj perfecto para el día a día. Es también hermético hasta 30 metros.
Su calibre GP09200-1153 es de cuerda manual con un diámetro de 39,50 milímetros y fabricado con 266 componentes. Funciona con una frecuencia de 21.600 alternancias a la hora y tiene una reserva de marcha de 7 días. Cuenta además con certificado oficial COSC de cronometría en una clara muestra de la precisión y exactitud obtenidas con el Constant Escapement.
¿Impresionado? Sepa entonces que el Neo Constant Escapement estará disponible para la venta a partir de este mes de enero. También anuncia la firma que su producción será de producción limitada debido a la complejidad de su construcción. Solo unos afortunados tendrán la oportunidad de hacerse con este ejemplo de la relojería más impactante del siglo XXI.