La temporada de bodas ya ha comenzado, y con ella nuestras ganas de lucir los looks más estudiados. Vestidos largos o midi, trajes de chaqueta, faldas y tops son las opciones clásicas. Pero, ¿podemos seguir las tendencias y, al mismo tiempo, respetar los códigos? Por supuesto. Toma nota de nuestras propuestas para cumplir todos los requisitos, incluido el de verte super favorecida.
Volúmenes
No todas las tendencias se originan en el minimalismo de los 90 y menos cuando hablamos de vestir en eventos: momento en el que nuestra fantasía (al fin) puede volar con libertad. El popelín o la organza son algunos de los tejidos firmes que permiten conseguir formas arquitectónicas y la tendencia maximalista para las invitadas que no quieren pasar desapercibidas . En hombreras fruncidas, mangas puffy o en vestidos y faldas abullonadas, estas prendas adquieren sus máximas dimensiones para ofrecer piezas románticas que se alejan del dress code tradicional.

Volantes
Fue la tendencia absoluta de la alta sociedad parisina del siglo XIX: James Tissot pintó estos vestidos de una forma tan realista que incluso podemos distinguir sus tejidos. Los volantes, que incluso adornaron los polisones, dotaron de movimiento a unos diseños maximalistas que iban acompañados de tocados o sombreros y blusas de encaje. Ahora los volantes presentan grandes dimensiones pero de una forma más ligera. El truco es encontrar el menos dentro del más, es decir, rebajar los volúmenes en alguna zona, con cuerpos palabra de honor o siluetas que marcan la silueta.

Flores en 3D
Las flores de tela son el accesorio imprescindible de la temporada. Se llevan muy cerca del cuello —en escotes halter o en camisas—, e incluso formando un choker: el accesorio viral de la temporada. Este complemento de los 2000 hace match con vestidos lenceros, una de las prendas estrella de los eventos: paseó por las alfombras rojas más mediáticas de finales del siglo XX —Kate Moss, Gwyneth Paltrow o Jennifer Aniston lo llevaron en reiteradas ocasiones— y ahora es la elección preferida de las invitadas que quieren acertar sin grandes complicaciones.

Capas de tul
En 1955 Grace Kelly llevó en Atrapa un ladrón uno de los looks más icónicos del cine: un vestido azul de escote drapeado bajo una capa de tul del mismo tono, diseñado por Edith Head. Más de cinco décadas después, Carlota Casiraghi rindió homenaje a su abuela en la cena oficial de la boda de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock, con un diseño muy similar firmado por Giambattista Valli.

Un look muy parecido a la tendencia de este verano: capas de tul, cortas o largas y en colores sólidos o pastel, cubren vestidos y tops para ofrecer un toque romántico y etéreo a casi cualquier look de invitada.
Dos piezas
Los trajes de chaqueta nunca fallan, sobre todo si lo elegimos como dictan las tendencias: con pantalón extra large de pata ancha y chaleco. La tercera pieza del traje sastre masculino cobra protagonismo acompañado de camisas o solo, a modo de top para dar lugar a looks de estética retro.

Escote halter
Inventado por Madeleine Vionnet y popularizado en los 70 por Halston, los vestidos con escote halter realzan los brazos y dejan al descubierto los hombros y las clavículas de una forma reveladora pero moderada al mismo tiempo. Por eso fue el preferido de las estrellas de los 30, 40 y 50 (Marilyn Monroe se convirtió en un sexsymbol con uno en La tendención vive arriba) y también fue el más recurrente en el armario de Lady Di, que lo llevó en sus infinitas versiones (drapeado y cruzado, atado en el cuello…). Esta temporada vuelven el más minimalista, de tirante fino y líneas depuradas, y el que sube y rodea el cuello a modo de gargantilla, como el que eligió Meghan Markle para su segundo vestido de boda.

Glow
Si se trata de festejar, los tejidos con brillo siempre serán un must. En aplicaciones de cristales o paillettes de colores, ya no hace falta esperar a la noche para lucir la tendencia glow de los 2000, todo dependerá de cómo se combine. Elige paillettes en colores sólidos o pastel (azul, verde, rosa…) en faldas, tops, chaquetas, zapatos o bolsos para las mañanas, y contrarresta su efecto combinando con otros tejidos como el satén.

Por la tarde, casi todo vale. Opta por total looks en vestidos o trajes de chaqueta, e introduce el dorado o la plata, incluso con maxi lentejuelas a modo de escamas como el inolvidable look de Audrey Hepburn en Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967) firmado por Paco Rabanne.
Satén
Es el tejido estrella de la temporada. Y aunque siempre ha estado relegado a contextos más formales, ahora combina incluso con looks urbanos de deportivas. Para las invitadas de boda el efecto satinado es la opción más elegante, y se presenta en multitud de colores y opciones: vestidos de tirantes o manga larga, faldas evasé que llegan casi al tobillo, tops minimalistas o blusas románticas.
