A la hora de enfrentarnos a las tendencias de esta temporada, lo primero que debemos de hacer es poner en contexto estos desfiles. Fueron los primeros en verse después del confinamiento que sufrimos en 2020. Durante esas semanas, los diseñadores tuvieron tiempo de pensar, reflexionar y madurar una serie de ideas que les han llevado a muchos a replantear el propio sistema. ¿Son necesarios tantos desfiles? ¿Apostamos por las tendencias de usar y tirar o preferimos unas propuestas más duraderas, que sean verdaderas inversiones a largo plazo?
Es así como podemos entender algunas reflexiones que nos vamos a encontrar sobre las pasarelas. Así se puede comprender cómo se han ido imponiendo siluetas más relajadas, cómodas, que son hijas de la pandemia. ¿Para qué queremos un zapato si no vamos a salir? ¿Por qué vestirnos ceñidos si lo que queremos es estar cómodos? ¿Qué futuro nos espera?
Enlazando con esta última pregunta, la respuesta que han dado muchos creadores ha sido una mirada al pasado. De esta manera, en el hombre vamos a ver propuestas que nadan entre los locos 70 y la exuberancia de los 80. De los primeros quizás el más destacado sea Gucci, que desde que Alessandro Michele accediera a la dirección creativa de la firma, rescata de aquella época gran parte de sus propuestas. Básicamente: recupera el armario de series como ‘Starsky y Hutch’, por si alguien no tiene en mente de qué hablamos. Así vemos un hombre donde prácticamente todo vale, donde se mezclan estampados y texturas en una mosaico que, por arte de magia funciona.
Pero si no somos muy amigos de la magia, podemos sacar en claro algunas tendencias que vienen implícitas en las propuestas de la firma italiana y que van a funcionar en los próximos meses por separado. La primera, ahora que en breve comenzarán a llegar las lluvias, la encontramos con las gabardinas oversize. Los hombros se hacen grandes y este abrigo no busca adaptarse al cuerpo, sino que tendremos que adaptarlo nosotros. Así es como se van a llevar este tipo de prendas esta primavera. Tod’s, Loewe o Ermenegildo Zegna también comparte este discurso que no dudamos en que se convertirá en uno de los estilos estrella de este 2021. Pero hay más: las rayas náuticas vuelven (si es que alguna vez se fueron), así que los jerséis azules y blancos, combinados con vaqueros, nos darán un look relajado pero elegante al que siempre podremos recurrir si no tenemos claro qué ponernos un sábado por la tarde.
En esta vuelta al pasado tenemos una pieza que destaca: regresa el chaleco para el traje. El gran defensor de esta propuesta es Giorgio Armani. El maestro italiano lo presenta en desfile sin camisa por debajo, pero se puede extrapolar perfectamente a un estilo más clásico con el pecho cubierto. Y el chaleco vuelve fuerte, porque también lo vemos en Tom Ford, y estos dos apellidos marcan el ADN del traje en los tiempos que corren.
Un detalle que no puede pasar desapercibido y que el señor Armani sabe desarrollar muy bien es el estampado de flores. En su caso lo presenta con pequeños toques aquí o allá (en el chaleco, en la chaqueta o quizás en unas bermudas -otra prenda de la que no podemos pasar en los meses que vienen-) que dulcifica la masculinidad. Esta propuesta, además, va en línea con una paleta de colores pastel que también se encuentra muy desarrollada sobre la pasarela.
Pero si hay dos colores que nos han cautivado son el amarillo neón y el negro, ya sean solos o combinados. Quien lleva la voz cantante en esta tendencia es Louis Vuitton. Su director creativo, Kim Jones, ha sabido actualizar el lenguaje del traje y la paleta de colores masculina creando un cóctel que se mueve entre la oficina y el perfil más urbano. Y es que, actualmente, la moda masculina se encuentra inmersa en una nueva definición de la etiqueta del hombre, que va buscando nuevas vías para llegar a las capas más jóvenes de la sociedad. Pero, resumiendo: el traje negro es una apuesta sobre seguro esta primavera y los toques de amarillo neón mejor reservarlos para los accesorios.
Por último, dos son las chaquetas que más vamos a ver en los próximos meses. Por una parte, y como observamos también en Vuitton, la bomber, que ya llevaba tiempo reclamando su espacio en el armario masculino para cualquier ocasión, se asienta ya tanto para la mañana como para la noche. Y, por otra parte, el discurso relajado y comfy que encontramos en la moda tras esos meses de confinamiento se plasma en una tendencia donde van a reinar los colores camel y la sahariana.
Quien mejor lo ilustra en esta ocasión es la firma Fendi, aunque podremos encontrar otros ejemplos en marcas como Balmain o las ya mencionadas Tod’s o Zenga. Según aseguraba Silvia Venturini, la mujer que lleva años firmando estas colecciones, en su caso tuvo mucho que ver los días que pasó encerrada. La idea detrás de esta propuesta es la búsqueda de la comodidad, pero también esconde cierta evasión, sugiriendo aventuras que ya no pueden desarrollarse en destinos lejanos, sino que se realizan aquí cerca. La moda nos ayuda a soñar y parece que eso pretenden con unas propuestas donde destacan piezas como la mencionada la sahariana, que se puede confeccionar en algodón, lino o en piel, y que ayuda a conseguir un look relajado. La suavidad de las tonalidades que encontramos bajo este paraguas aportan luz y se pueden combinar con las flores que veíamos anteriormente en Armani, pero aquí con un toque algo más salvaje.
Así que ya saben. El traje vuelve otra vez como protagonista, pero no piensen que regresan las formas de siempre: se busca algo nuevo, con el chaleco como la nueva pieza estrella de este uniforme masculino. Y para las citas fuera de la oficina, se apuesta por un look relajado, que va desde el náutico, que es todo un clásico, a una apuesta más aventurera. Ambos con colores contenidos, porque el neón y el negro se prefieren para momentos más urbanos y laborales.