Desde comidas de empresa hasta reuniones con amigas, cenas familiares o fiestas que se alargan hasta el día siguiente, las opciones estilísticas pueden ser muchas. Eso sí, siempre respondiendo a las últimas tendencias de las pasarelas, que son precisamente las que te proponemos en esta guía de estilo para acertar en cualquier evento.
El tartán que siempre hace match
El entramado más icónico de Escocia y, posteriormente, del legado de Alexander McQueen y Vivienne Westwood, llega ahora a la colección de Saint Laurent Paris en forma de americanas, faldas, abrigos o chales. No hay nada más navideño que un toque de tartán en cualquier contexto —combina con todo: en looks sport o de fiesta— y para cualquier tipo de mujer. Es tan versátil que puede componer estilismos de influencia posh basados en los looks de los 90 del Upper East Side, campestres si viajamos al Balmoral de la familia real inglesa, o recuperar ese poso que el grunge y el punk dejaron en estos cuadros tan icónicos en la historia de la moda.
El traje de chaqueta con un giro
El traje ya no es lo que era. O al menos si queremos opciones más innovadoras para lucir el clásico dos piezas masculino. Lo hemos visto esta primavera cuando los chalecos de sastrería se convirtieron en tops para sustituir a las americanas. Ahora llega en forma de mono: la combinación con chaleco o top es solo una ilusión óptica, como este diseño de Alexander McQueen de una sola pieza que reinterpreta la americana en un cuerpo palabra de honor. Para combinar con camisa e incluso corbata en los planes de día o sin nada debajo para las fiestas de noche.
El infalible little black dress
Todo el legado que nos dejó Gabrielle Chanel debería estar en nuestro armario, pero si tuviésemos que elegir una pieza en concreto esta sería el little black dress. Hasta los años 20 del siglo pasado, el color negro se había utilizado únicamente como señal de luto: la reina Victoria lo llevó durante 40 años tras la muerte de su esposo, el príncipe Alberto. Hasta que Chanel lo sacó del duelo para incorporarlo a sus colecciones. Como toda gran aportación a la moda, al principio causó un gran revuelo. Pero gracias a él tenemos una pieza infalible que encaja en cualquier momento: todo dependerá de los accesorios. Con zapatos joya y diamantes para la noche. Con perlas, reloj joya y bailarinas para un plan de día que requiere la máxima sofisticación. El little black dress es perfecto en todas sus versiones pero si eliges una con largo midi, como este look de Dior, no fallarás nunca.
Un abrigo especial
Cuidamos nuestros looks de fiesta hasta el más mínimo detalle: vestidos, joyas y accesorios perfectamente calculados. Sin embargo, cuando llega la hora de salir a la calle no le damos tanta importancia al abrigo. Como si esa pieza de transición no fuese a formar parte de nuestro outfit. Pero sí lo hace. Y mucho. Un abrigo especial es el broche final de una elección estilística perfecta. Uno de los más acertados (para siempre) es esta propuesta de Erdem, largo, con tejido brocado y detalles de pedrería.
Maximalismo: ahora o nunca
En estos tiempos en los que nos hemos dejado llevar por la estética de los 90 y la tendencia quite luxury, puede que de vez en cuando echemos un poco menos saltarnos la máxima del minimalismo: menos es más. Y no hay mejor momento que este para saltarnos las reglas. La Navidad es una época de fantasía en la que los estampados combinan entre sí mismos, los tejidos se unen para crear texturas y volúmenes, y los metalizados hacen resaltar cualquier color. Louis Vuitton encaja a la perfección la mezcla de una casaca con tejido brocado de Paisley en tono plata, una falda de pelo con flores bordadas, y encima una levita de seda que mezcla las tonalidades de estas dos prendas con un estampado vegetal.
El vestido que brilla en todas las fiestas
Cuando Alexa Chung apareció en la alfombra roja de los Fashion Awards 2023, demostró una vez más (y ya son muchas) que sigue siendo uno de los iconos de moda más queridos. Chung acudió con un vestido compuesto por casi 4.000 lentejuelas metálicas al más puro estilo Paco Rabanne (aunque este diseño lo firmaba 16 Arlington) con guardainfante.
Para conseguir la estética de la it-girl y añadirle un toque único, la firma Coperni propone un minivestido plateado, como las lentejuelas que suelen brillar sobre la alfombra roja, solo que esta vez está compuesto por plumas. Un diseño con movimiento y luz, ideal para bailar hasta altas horas de la madrugada.
Por supuesto, el color rojo
Este año, el rojo no es solo el color por excelencia de la Navidad sino que también es tendencia. Lidera la paleta cromática en casi todas sus versiones, desde el llamado oxblood, un tono que tira hacia el azul y que se asemeja al color de la sangre, hasta el tan deseado rojo Valentino. Y no solo tienen connotaciones navideñas, en China, por ejemplo, el rojo simboliza la felicidad —incluso las novias visten con este color— y en Occidente lo asociamos al fuego o, lo que es lo mismo, al calor, la fuerza y la pasión. De ahí que la tradición de despedir el año con tonos rojos para atraer al amor.
Y aunque encaja en todo (desde lentejuelas hasta cuero, incluso en cazadoras), la colección de Alexander McQueen incluye un vestido futurista, de hombreras armadas y apertura a la altura de la pierna, que es perfecto tanto para comidas formales como para cenas con amigas.
El punto con todo
Cuando hablamos de jerséis de Navidad enseguida nos vienen a la cabeza las divertidas piezas con motivos de renos, muñecos de nieve o abetos. Sin embargo, hay otro tipo de jersey que lidera los outfits de las fiestas. Hablamos de uno de punto, muy especial, con adornos de pedrería o detalles bordados, que levanta cualquier look (incluido el más sport) y además abriga, una de las funciones que más deseamos en una prenda para estos últimos días del año. Louis Vuitton lo combina bajo un vestido de lana con escote corazón consiguiendo un efecto de look sofisticado con ese toque invernal y acogedor que necesitamos. Prueba también a jugar con el contraste de temperaturas entre un jersey de angora o mohair, y una falda o pantalón de cuero.
No hay fiesta sin esmoquin
Podemos atribuir el esmoquin a Eduardo VII o a la élite neoyorquina del siglo XIX. El entonces príncipe de Gales y generador de tendencias mandó a su sastre cortar la chaqueta para disfrutar de las cenas formales con un traje más cómodo que el frac. Lo que se desconoce es si lo hizo por propia iniciativa o después de fijarse en las chaquetas que los hombres de Tuxedo Park (de ahí su nombre en inglés) utilizaban en los salones de fumadores de Nueva York.
Lo que sí sabemos seguro es que fue Yves Saint Laurent el que regaló a las mujeres este dos piezas del armario masculino, que esta temporada Dior crea en un color marfil y con chaqueta cropped. La idea de combinar el pantalón negro con una chqueta blanca (esta sin solapa de raso) surgió en los años 30, cuando los americanos viajaban a destinos tropicales. De ahí que la más icónica de la época sea la de Humphrey Bogart en Casablanca.