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¿Cómo ser el mejor invitado?

Hay normas que todos conocemos, pero siempre se puede sorprender a nuestros anfitriones con un detalle inesperado. Aquí tienes las claves

En una fiesta es justo poner en valor la labor del anfitrión, eso lo tenemos claro. Es él quien piensa durante días o semanas la temática (si la hay), la decoración y el menú que se va a servir. Es también quien se toma todas las molestias para que sus invitados disfruten y es también, posiblemente, quien sufra algún que otro desvelo, si la fiesta está planteada para mucha gente (y no digamos si es una boda).

Pero, ¿sucede lo mismo con los invitados? Todos hemos estado en ese lado y sabemos que no siempre es fácil, porque antes o después surgen las preguntas. ¿Debería llevar algo? ¿Qué hora será la mejor para presentarse allí? ¿Y cuándo es el mejor momento para despedirse? Esta claro que no es tarea sencilla el figurar en la lista de tu anfitrión. Pero todo puede tener solución si se siguen unos consejos que, por otra parte, tienen mucho que ver con el sentido común.

Hay cuestiones que son relativamente fáciles de solucionar. Lo más indicado es llegar a la hora que se nos ha indicado o en los cinco minutos siguientes, para no pillar al anfitrión terminando de preparar la fiesta: tan descortés es llegar 20 minutos antes como media hora después. La etiqueta siempre se la podemos consultar, para saber cómo es la forma más adecuada de vestir. Y sobre la hora de marcharse, como indican en la revista Tatler, si hay niños en la casa lo más adecuado es una hora prudencial, antes incluso de las 23:00 y si no… el límite es el cielo.

Pero hay una cuestión que no se puede consultar: ¿cómo podemos sorprender a nuestros amigos? ¿Cuál es la mejor manera de agradecer la invitación y el esfuerzo? Si bien es cierto que siempre podemos mostrar interés por la fiesta y echar una mano a su organizador, nunca deberíamos quedarnos solo en lo que nos piden. Por pura educación, el anfitrión intentará producirnos las mínimas molestias, así que si nos indican una botella de vino, lo mejor es llevar dos. Si nuestro anfitrión hace un esfuerzo para agradarnos, qué menos que devolverle el favor.

Uno de los detalles más bonitos que podemos tener con él es, además de agradecerle la invitación al despedirnos, llamarle o escribirle al día siguiente para felicitarle por la fiesta. No hay nadie al que no le siente bien que hinchen un poco su orgullo. Pero también hay regalos materiales que se pueden tener en cuenta. Las flores siempre son bienvenidas, solo que debemos observar un pequeño detalle: nunca presentarnos en casa con ellas. ¿La razón? Aparecer con un ramo significa que nuestro anfitrión va a tener que dedicar un tiempo a buscar un jarrón, cortar los tallos y ponerlo, además, en un lugar principal, cuando en lo que se tiene que concentrar es en recibir a todo el mundo e intentar que la conversación fluya. Lo más indicado es enviarlas bien esa misma mañana o bien al día siguiente. Y lo mismo sucede si nos han invitado a una boda, aunque en ese caso no deberemos ofendernos si no nos lo agradecen personalmente: todos sabemos los nervios que hay ese día.

A la hora de saber en quién confiar para nuestras flores, depende de la ciudad a la que vayamos hay nombres clásicos famosos por la excepcionalidad de su trabajo. En Madrid, por ejemplo, existen lugares ya emblemáticos, como Alfabia o Bourguignon, que lleva desde 1930 creando algunos de los mejores arreglos de la ciudad. Tampoco podemos olvidarnos de Margarita se llama mi amor o Sally Hambleton. Si, además, nuestro anfitrión tiene un perfil muy activo en redes sociales, seguro que le conquistaremos con un ramo de AC Floral Studio. En Barcelona, siempre se puede confiar en Tiesto o María Ponsá, y en Valencia no puede faltar Valen Floristas o La Tartana.

También se puede optar por un regalo gastronómico. Algo que sea sencillo para abrir y presentar en la mesa, y que no dé mucho trabajo puede completar lo que nos ofrece nuestro anfitrión. ¿Ideas? Un poco de foei o queso, por ejemplo, son perfectos para hacernos quedar estupendamente. Y si preferimos una botella de vino, según la ocasión y completando lo que ya hemos comentado unas líneas más arriba, aparecer con una botella de champán puede ser un detalle que no se olvida y que, además, invitará a terminar la velada por todo lo alto. Para el foie, nada mejor que confiar en Cristina Oria, que realiza uno de los mejores del país, y si preferimos espirituosos, nombres como Habla o Tres Picos nos ofrecen la unión de un bonito diseño y un excelente producto. A la hora del champán podemos optar por un nombre que siempre nos asegura el triunfo: con Moët & Chandon Impérial no hay nada más que añadir.

MÖET & CHANDON

Una joya es un regalo que tampoco falla nunca. Un detalle pequeño y discreto, pero bonito es de las cosas que nos hacen subir enteros para convertirnos en el mejor invitado de la noche. En Rabat, por ejemplo, podemos encontrar una amplia selección de charms para cadenas y collares, o pulseras de hilos realizados en plata, oro, ónix o malaquita, por poner solo unos ejemplos, que sirven tanto para hombre como para mujer. Aquí, además, contamos con una ayuda extra: la manera en que envuelven sus creaciones en la joyería prepara el camino del éxito del regalo.

RABAT

En este repaso a las maneras en las que nos podemos convertir en el mejor invitado no podemos olvidar tampoco los libros. Si nos decantamos por esta opción pero no tenemos claro el gusto editorial de nuestro anfitrión, siempre podemos optar por editoriales como Rizzoli o Taschen que nos ofrecen sus famosos coffee table books, libros con maravillosas fotografías, textos muy interesantes y una edición espectacular que siempre se convierten en un buen regalo.

Taschen wertheimer