El Ingenieur original descendía directamente de los relojes de piloto Mark XI que IWC había desarrollado originalmente para la RAF. Era una proeza técnica que protegía el calibre dentro de una caja de hierro dulce que a su vez estaba inserta en la caja del reloj propiamente dicha. La parte superior de esta caja de hierro dulce conformaba la esfera, funcionando como una jaula de Faraday.
Diez años más tarde, y a pesar de esa utilidad añadida, el Ingenieur vegetaba en el catálogo de IWC mientras el Milgauss de Rolex -de diseño más deportivo- cosechaba un relativo éxito en el entorno científico para el cual se habían pensado ambos modelos. El diseño original del Ingenieur-año 1955, referencia 666- era más bien sencillo y con poco punch estético a pesar de cumplir perfectamente su función.
El arte del maestro
IWC ya había encargado a Genta un cronógrafo en 1967, un proyecto que finalmente no vería la luz, y no fue hasta 1974 que le solicitó el rediseño del Ingenieur. En 1976, dos años después, aparece en el mercado el nuevo Ingenieur SL con la referencia 1832 en catálogo. Como en el caso de sus “primos” de AP y Patek, el éxito comercial del Ingenieur SL fue discreto, por decirlo de forma suave: sólo se produjeron alrededor de 1.000 ejemplares, y no porque fuera una serie limitada. Como ellos también, presentaba un tamaño que le acreditaba el sobrenombre de “Jumbo”… y tenía un precio “exagerado” para ser de acero. El efecto final en nuestros días es que las tres referencias se han convertido en “griales” para cualquier coleccionista con cierta capacidad económica.

No son estas las únicas características que comparten los “tres caballeros”: los tres fueron pioneros en tener un brazalete integrado y un vistoso bisel que, al menos en el caso del Royal Oak, deja bien visibles los tornillos que lo fijan a la caja. Lo que emparenta al Ingeniuer con el Nautilus es la forma de los eslabones de su brazalete: es imposible no darse cuenta del parecido. Con todo, queda bien claro que cada uno de ellos tiene su propia personalidad, lo que deja patente la genialidad de Genta.
Habiéndose convertido todos ellos hoy día en iconos del diseño relojero, han ido recibiendo a lo largo de estas casi siete décadas distintas actualizaciones, siempre manteniendo la esencia del concepto original. IWC es quien se ha permitido más libertades a la hora de reinterpretar el Ingenieur (tal vez por intentar dar con la tecla correcta, tal vez por sus propios avatares históricos) hasta el punto de alejarlo peligrosamente del diseño del Maestro, y no le han dolido prendas a la hora de, primero, reducirlo hasta unos hoy ridículos 34 mm en los años 80 (los aficionados lo llamaron el “skinny ingenieur”) y volver luego a sobredimensionarlo, llegando hasta los más de 45mm de diámetro de los “Big Ingenieur” de hace algunos años.
De finales de los años 80 es la “prueba de concepto”, durante la cual un Ingenieur construido específicamente para ello, resistió incólume un campo magnético de 3,7 millones de A/m (Amperio / metro) en un escáner de resonancia magnética gracias, entre otras cosas, a la aleación especial de niobio-circonio desarrollada para IWC por los especialistas metalúrgicos suizos Steinemann y Straumann. IWC lo llamó Ingenieur 500 000 A/m y lo lanzó al mercado en 1989, con una caja de 34 mm. Anecdóticamente, si no se pudo demostrar una resistencia superior a esos 3,7 millones de A/m fue por la limitación del escáner, no del reloj.
Un compromiso con la precisión

En 2013, como “Official Engineering Partner” de Mercedes-AMG, IWC presenta una colección con caja de titanio compuesta de cronógrafos y relojes de tres agujas. Paralelamente aparecen “concept watches” como el Ingenieur Constant-Force Tourbillon, Ref. 590001, con caja de platino y cerámica, o el Ingenieur Calendario Perpetuo Digital Fecha-Mes, Ref. 379201, que fue el primer reloj de IWC con caja de aluminuro de titanio (TiAl). El Ingenieur Automatic, Ref. 3239, este ya más “normal” será el primer Ingenieur que incorpore un protector de corona.

La vuelta a las raíces
Pero en 2023 decidió volver a sus raíces “Gencianas” presentando la edición más fiel al modelo 1832, reproduciendo todos los códigos estéticos del ginebrino a excepción de dos detalles, sutiles pero importantes, como son los eslabones intermedios, que siguen siendo rectangulares con ángulos rectos en lugar de los redondeados del original y el guarda-corona ya mencionado y que el original no llevaba.
Por lo demás, presenta una muy proporcionada caja de 40mm de diámetro por tan sólo 10,4 de alto (muy cerca de la proporción ideal de uno a cuatro, donde el grosor es un cuarto del diámetro) y un calibre de manufactura propia 32111 con 120 horas de reserva de marcha. Algo que se puede considerar una proeza dado que su frecuencia de 4 Herzios (28.800 alternancias por hora) consumen bastante energía. Siendo un reloj no específicamente de buceo, parecería que 10 BAR / 100 metros de resistencia al agua son suficientes, aunque se me antoja un tanto justa.

Teniendo en cuenta su precio de 12.800 € (por debajo del de sus “primos gencianos”) a uno le entran dudas acerca de si ir a por él o tratar de encontrar alguno de los 1000 que se fabricaron hace casi 50 años. No es que el precio fuera a variar demasiado, pero despierta el instinto cazador que caracteriza a cualquier buen aficionado. En realidad, sí que varía: los escasos ejemplares primigenios que salen al mercado suelen estar por encima de los 20.000 €.