Relojes, Taller de Relojería

Los cronómetros, la calidad del tiempo medido

El término cronómetro certifica la calidad del reloj como mecanismo de gran precisión. Revisamos las diferentes certificaciones que aseguran esa calidad.

Según el Diccionario histórico de la lengua española, el término cronómetro se emplea por primera vez en español en 1786. Deriva del término francés chronomètre, primero usado para referirse a los instrumentos de medición del compás musical (1701) y desde 1753, en exclusiva para los aparatos que miden el tiempo. En pocas palabras, un cronómetro es un reloj que mide el tiempo con precisión. La definición nos puede parecer un poco redundante hoy en día, pero tenía todo el sentido en el siglo XVIII, cuando los relojes no brillaban precisamente por su exactitud y la excelencia mecánica requería de un término propio.

Cronómetro marino de Breguet perteneciente a la Marina Francesa de 1822
Cronómetro marino de Breguet perteneciente a la Marina Francesa de 1822

En aquel tiempo, Isaac Newton ya estableció que los relojes eran los instrumentos más eficaces para que los marineros calcularan la longitud de su ubicación, algo básico para navegar de forma rápida y segura. Anteriormente, se desecharon otros métodos por imprecisos. Para desgracia de Newton y sus coetáneos, los relojes de aquella época tampoco destacaban por su exactitud. Además, eran muy sensibles al vaivén y humedad de los barcos. En definitiva, eran poco de fiar. El primer relojero (aunque en realidad era carpintero) que dio con un reloj lo suficientemente preciso para ser calificado de cronómetro fue John Harrison. El inglés dedicó más de treinta años de su vida a desarrollar cuatro mecanismos hasta dar con la pieza definitiva en 1760, que sirvió como base para todos los cronómetros marinos que fueron fabricados a partir de entonces.

Camino del observatorio

La precisión de los cronómetros debía ser medida. El sitio ideal que encontraron sus fabricantes para hacerlo fueron los observatorios astronómicos. Aparte de su función de observadores de los cuerpos celestes, los observatorios controlaban con gran precisión la medida del tiempo a partir de los movimientos de las estrellas y los planetas. Durante todo el siglo XIX y gran parte del siglo XX, las firmas relojeras acudían a los observatorios como los de Ginebra y Neuchâtel para conseguir un bulletin de march que certificara la buena marcha de sus mecanismos y fueran validados como cronómetros. Fuera de Suiza, Kew (Inglaterra) y Besançon (Francia) también eran lugar de peregrinaje de los relojes para conseguir el ansiado título.

De la necesidad de ser preciso pronto se pasó al deseo de serlo más que la competencia. Según mejoraron la fabricación y la fiabilidad de los relojes, los observatorios se centraron más en los concursos de cronometraje de relojes creados en exclusiva para ese cometido. Jaeger-LeCoultre, Longines y Omega fueron algunas de las firmas que obtuvieron grandes resultados en estos concursos y en los cuales aprovechaban para publicitar la precisión de sus productos.

COSC, las siglas mágicas

La crisis de la década de 1970 convulsionó toda la industria relojera, incluyendo el papel de los observatorios astronómicos como expendedores de certificaciones. La Federación de la Industria Relojera de Suiza (FHS) decidió en 1973 actualizar los estándares de la certificación de cronometría con el fin de hacerlo más práctico. En colaboración con los cinco cantones relojeros del país, creó el Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres, conocido popularmente por las siglas COSC. El COSC es un organismo público sin ánimo de lucro destinado a normalizar la certificación de cronometría. Cuenta con tres laboratorios en Bienne, Le Locle y Saint Imier. Las reglas establecidas por el COSC para la certificación de los relojes están recogidas desde 2009 dentro de la norma internacional ISO 3159.

Laboratorio del certificado COSC en RABAT Magazine
Laboratorios del Instituto Oficial de Prueba de Cronómetros Suizos

Cómo funciona el COSC

Hay tres aspectos importantes que hay que tener en cuenta cuando hablamos de los certificados COSC.

  • Se examinan únicamente los movimientos, no los relojes completos.
  • Los controles se realizan de manera individualizada a cada mecanismo.
  • Los títulos los expide el propio organismo, no las firmas.
Certificado COSC sobre excelencia del cronometro en RABAT Magazine

Aclarado estos tres puntos, comenzamos con el proceso de certificación. Las firmas envían a los centros de control del COSC los movimientos que quiere certificar. Para conseguirlo, debe pasar las siguientes pruebas:

  • Media de marcha diaria
  • Variación media de la marcha diaria
  • Variación máxima de la marcha diaria
  • Diferencias de marcha según la posición del reloj
  • La desviación más larga entre las dos variaciones
  • Variación de la marcha según cambio de temperatura
  • Reanudación de la marcha

Estos controles se realizan durante quince días en el caso de los relojes mecánicos y deben superar las siete variables para conseguir el título de cronómetro. De todas las variables, la más conocida es la media de marcha diaria, que establece que la marcha del reloj debe realizarse en un arco que va de los -4 a +6 segundos durante los diez primeros días. Una vez obtenido el certificado, el movimiento es devuelto al fabricante, quien se encarga ahora de incorporarlo a la caja y prepararlo para la venta.

La expedición del certificado COSC al cliente final depende de cada marca. La entrega del certificado y los datos de obtenidos durante la prueba depende de la política comercial de cada firma. Algunas lo acompañan junto al reloj en el momento de su venta. Como aseguran sus responsables, el certificado COSC es igual que igual que un título universitario que asegura la condición de cronómetro del reloj durante toda su vida. El organismo guarda los datos registrados durante diez años.

Más allá del COSC, otros sellos de certificación

El mundo de la certificación cronométrica va más allá del COSC. Marcas y organismos de diferentes países han establecido también sus propios métodos de control para evaluar la fiabilidad y rendimiento de los relojes. Aquí tenemos una lista de los más importantes.

Certificación METAS en excelencia de relojes en RABAT Magazine

Master Chronometer / METAS

La firma Omega promovió este sello de certificación en 2014 en colaboración con el Swiss Federal Institute for Metrology, más conocido como METAS. El Master Chronometer se presenta como una evolución del COSC, gracias a un examen más detallado que incluye las variables en las que se desenvuelven los relojes actualmente. Entre estas variables, destaca la resistencia a los campos magnéticos: los relojes sometidos deben superar un campo magnético de una intensidad de 15.000 Gauss.

Otra diferencia del METAS respecto al COSC es la certificación del reloj completo y no solo el movimiento. Aunque Omega haya sido su gran valedor, el certificado Master Chronometer lo gestiona el organismo METAS de manera independiente y está abierto a otras firmas. Las primeras que lo han incorporado a su catálogo han sido Omega y Tudor.

Rolex Cronómetro Superlativo

Es el sello de certificación creado por la propia Rolex y el cual deben superarlo todos sus relojes. La certificación de Cronómetro Superlativo comenzó a usarse en la década de 1950, aunque ha sido en 2016 cuando adquirió su actual naturaleza. Con él se busca extremar la fiabilidad de los relojes y adaptarlos a las condiciones reales de uso. El examen se realiza al reloj completo, con el movimiento ya encastrado y, despúes de superar el certificado de cronometría otorgado por el COSC. El certificado de Cronómetro Superlativo es más estricto que el COSC ya que requiere que el reloj funcione dentro de un arco de desviación de -2/+2 segundos al día, en lugar del -4/+6 segundos establecido por el organismo público.

Certificado Timelab de excelencia relojera en RABAT Magazine

Timelab

Esta organización privada, asociada al Cantón de Ginebra, es la encargada de realizar y gestionar los certificados del Observatoire Chronométrique de Genève y el Sello de Ginebra. El primero es un certificado de cronometría estándar, reglado según las variables recogidas en la norma ISO 3159 que regula también el certificado COSC.

Certificado Sello de Ginebra en RABAT Magazine

Sello de Ginebra

Este certificado es el más antiguo de cuantos se expiden en Suiza, ya que comenzó a usarse en 1886. El Sello de Ginebra, también conocido como Punzón de Ginebra, no es un certificado de cronometría al uso, ya que desde sus inicios se ha centrado en valorar el acabado de los componentes del movimiento y su origen ginebrino. El Sello de Ginebra fue actualizado en 2012 e incorporó el control total del reloj, y no solo del movimiento como ocurría antes. También añadió variables técnicas como la precisión, la hermeticidad y el control de la reserva de marcha.

Chronofiable

Este certificado fue creado por la Federación de la Industria de la Relojería Suiza con el fin de controlar el rendimiento de los relojes. El Laboratoire Dubois tomó su control en 2003 y lo registró con el nombre de Chronofiable. A diferencia del COSC, el Chronofiable evalúa el rendimiento del reloj con una prueba de durabilidad. El examen dura tres semanas en los cuales se simula un uso real del reloj durante seis meses. La prueba incluye cambios de temperatura e impactos de diferente intensidad.

Otros certificados

La lista no acaba aquí. Algunos países han elaborado sus propios certificados expedidos por observatorios, como Glashütte (Alemania) y Besançon (Francia). Este último era de los más apreciados en el pasado, aunque perdió vigencia a causa de la crisis de la relojería francesa. En la actualidad se emplea de manera muy esporádica, como hizo TAG Heuer hace cinco años en su Carrera Tourbillon Tête de Vipère, denominado así porque los movimientos que superaban este examen en el pasado eran grabados con la imagen de la cabeza de una víbora.

Puente del calibre del Carrera Tourbillon Tête de Vipère donde aparece la cabeza de víbora usada tradicionalmente para indicar los cronómetros que habían superado el certificado de cronometría del observatorio de Besançon.
Puente del calibre del Carrera Tourbillon Tête de Vipère donde aparece la cabeza de víbora usada tradicionalmente para indicar los cronómetros que habían superado el certificado de cronometría del observatorio de Besançon.