estaba por entonces en manos de las familias fundadoras, segunda y tercera generación, representadas por Paul Edouard Piguet y Jacques-Louis Audemars, siendo Georges Golay su director general. Golay era un emprendedor visionario, nativo del Vallée de Joux, que había participado en la modernización de la marca desde su llegada en 1945 y que mantenía una relación especial con Genta. Tanto, que ambos usaban el mismo reloj, la referencia 5233 que, aun no estando documentada la autoría del diseñador, la lógica le otorgaría la paternidad. Máxime teniendo en cuenta que fue el responsable de literalmente miles de diseños (y que, dada su personalidad, sería extraño que usara diseños ajenos).
La llamada que lo cambió todo
Fue entre 1967 y 1971 cuando la relación alcanzó su nivel más alto de intensidad. En 1967, Genta recibió una mención de honor en el concurso “Prix de Genève” por un reloj “de bolso” Audemars Piguet. En 1969, 1970 y 1971, Audemars Piguet encargó a Genta que viajara a la Feria de Basilea para ocuparse de dar la bienvenida a los clientes en el pequeño stand de AP y presentarles los nuevos productos, pero también fue el responsable de disponer los relojes en las vitrinas así como de recogerlos al finalizar la feria. Por lo tanto, cuando Georges Golay lo llamó a horas intempestivas la madrugada del 11 de abril de 1970, lo más fácil es que estuviera alojado en la ciudad.
Cabe decir que la Feria de Basilea (Baseworld muchos años después, ya sin AP) se celebraba anualmente en primavera, y en ese momento era el principal (si no el único) lugar de encuentro de la industria relojera. Marcas, agentes y distribuidores de todo el mundo convergían allí durante diez días para descubrir nuevos productos, compartir opiniones, hablar sobre el futuro, explora nuevos horizontes y cultivar relaciones. Pero lo más importante era que los distribuidores hacían sus pedidos para el próximo año, lo que permitía a los fabricantes establecer o ajustar sus planes de producción.
Genta debió recordar esa llamada de Golay durante el resto de su vida:
«Monsieur Genta, tenemos una empresa de distribución que nos ha pedido un reloj deportivo de acero que nunca se haya hecho antes, y necesito el boceto del diseño para mañana por la mañana».
Georges Golay
Igual eran las horas, porque Genta entendió algo parecido a «un reloj de acero con una resistencia al agua que nunca se ha hecho antes»… pero ¿Quiénes eran esos distribuidores tan importantes que hacían romper el protocolo horario a todo un director general?
La alianza con l’Industrie Horlogère SSIH.
En esos años, Audemars Piguet estaba aumentando su producción, pero todavía tenía un tamaño modesto y su ubicación en un pueblecito de montaña no era la idónea para llegar a una clientela internacional. Para resolver esta delicada ecuación, Georges Golay decidió pensar en grande. Acababa de firmar una asociación con el gigante relojero suizo, la Société Suisse pour l’Industrie Horlogère SSIH que abarcaba a Omega, Tissot, Lemania y Rayville entre otras, empleaba a 7.000 personas (AP tenía 80 empleados) y, lo más importante: una producción de más de 4,5 millones de relojes que se distribuían en 160 países a través de una red de distribuidores y sus 15.000 puntos de venta.
Precisamente la SSIH buscaba ampliar su oferta ofreciendo relojes de muy alta gama además de su marca insignia Omega. Audemars Piguet, por otro lado, necesitaba expandir su red de distribución. El acuerdo entre AP y la SSIH se firmó el 5 de febrero de 1969, después de un año de negociaciones. Audemars Piguet conservaría su independencia tanto en términos de capital como de producción, pero ahora podría acceder a agentes generales del SSIH para distribuir sus relojes. Lo que Audemars Piguet no había previsto fue la propuesta presentada posteriormente por algunos de estos agentes, personalidades de peso. En concreto Carlo de Marchi (Italomega, en Italia), Charles Bauty (Gameo, en Suiza) y Charles Dorot (Brandt Frères, en Francia). Por razones fáciles de deducir, estos tres agentes habían sido apodados «los tres mosqueteros».
“Un pour tous, tous pour un”
El 10 de abril de 1970, el día anterior a la inauguración de la feria de Basilea, Georges Golay conoció a sus nuevos agentes de la SSIH: Marchi, Bauty y Dorot. Según las crónicas, fue entonces cuando los «tres mosqueteros» desafiaron al gerente de Audemars Piguet para crear lo que acabaría siendo el Royal Oak. Años después, contaría en una entrevista que el modelo fue concebido:
«[…] a sugerencia de agentes generales que tenían reservas acerca del oro como único valor para la promoción de relojes de gama alta, y nos pidieron que diseñáramos un reloj de pulsera de acero más en sintonía con la forma en que vivimos hoy. Tuvimos que inventar ese reloj».
Georges Golay
Había otro motivo para tal petición: los poderosos agentes necesitaban además un reloj que se pudiera producir en cantidades suficientes para suministrar a sus puntos de venta más importantes, algo a lo que Audemars Piguet, con una producción muy limitada, no estaba acostumbrada.
Golay hizo caso a su instinto. El mundo estaba en medio de una agitación sociocultural y financiera: Estados Unidos acababa de suspender la convertibilidad del dólar al oro. El mundo relojero suizo estaba emergiendo del régimen estatal basado en carteles y todavía se estaba preguntando cómo reaccionar ante la llegada de una nueva tecnología -el cuarzo- que era ajena a la industria. Algunos lo veían como el futuro de la relojería de lujo y otros como la sentencia de muerte de la relojería mecánica: se acercaban grandes cambios. Dentro de ese contexto, Golay aceptó la apuesta con el compromiso de que sus nuevos y poderosos distribuidores compraran los relojes incluso antes de producirlos.
El malentendido que derivó en un diseño prodigioso
Volviendo a la llamada de la madrugada del 11 de abril de 1970, Genta fue capaz de diseñar el Royal Oak en unas horas, ya que el boceto que presentó al día siguiente en la feria fue del agrado de todo el mundo. Debido a la confusión («un reloj de acero con una resistencia al agua que nunca se ha hecho antes») dirigió su atención al casco de un buzo que había visto operar en el Pont de la Machine de Ginebra cuando era niño. Ocho tornillos y una junta de caucho diseñados para proteger la vida de una persona bajo el agua. ¿Por qué no un caro calibre?
La forma octogonal se debe evidentemente a la colocación de los ocho tornillos, porque tuvo que encontrar el espacio en el bisel para colocarlos todos. La junta iría situada entre el bisel y la caja. Los tornillos hexagonales irían encajados en el bisel para que no pudieran girar mientras se fijaban desde el lado del fondo. Estos tornillos eran toda una declaración de intenciones al dejar a la vista elementos supuestamente funcionales, para dejar clara su función de herramienta bien hecha más allá de la elegancia. Se podría decir que fue el primer reloj «sport- chic» diseñado expresamente como tal. Genta repetiría el gesto en 1976, en el Ingenieur de IWC.
Pero hay algo más. Una mirada atenta al Royal Oak sugiere que la forma octogonal refleja también la búsqueda del refinamiento estético. ¿Por qué ocho? Probablemente por una cuestión de simetría y un acercamiento a la cuadratura del círculo, algo importante cuando se estaba hablando de un reloj. De formación eminentemente joyera, Genta biseló un tercio de la superficie del bisel para mejorar la estética del reloj, tal vez evocando las facetas de un diamante.
Un padre ausente
En Junio de 1970, se encargaron -bajo compromiso de confidencialidad- los primeros prototipos del Royal Oak a un fabricante de cajas especializado en metales preciosos que nunca había trabajado el acero… El motivo de la elección fue la altísima caildad de los acabados y decoración de Favre-Perret, que así se llamaba el cajista de La Chaux-de-Fonds. El mayor reto era conseguir la estanqueidad solicitada (120 m), por lo que hubo cierta dificultad para que accedieran a realizar esos primeros cuatro prototipos en oro gris. El pedido solicitaba además oferta para 1.000 cajas en acero y otras 100 en oro. Cantidades, por cierto, jamás vistas en AP dado su condición de quasi-atelier hasta entonces.
En abril de 1971, había transcurrido un año entero desde el primer boceto de Genta. A punto de inaugurarse una nueva edición de la Feria de Basilea, Georges Golay aprovechó la presencia de los «tres mosqueteros» para presentarles discretamente el prototipo del futuro Royal Oak. Carlo de Marchi y Charles Bauty aceptan comprar 400 unidades cada uno, lo que hacía un total de 800 relojes. Georges Golay decidió producir una primera serie de 1.000 en acero, suponiendo que sería fácil distribuir los 200 ejemplares adicionales al resto del mundo. El desarrollo duró un año más… y se hizo sin Gérald Genta.
Genta había estado preparando en secreto su propia marca desde 1969 (es decir, antes del encargo oficial del disño del Royal Oak), y a finales de ese año había conseguido un pedido de 120 relojes del joyero parisino Fred. La relación con Audemars Piguet terminó en 1972, cuando Gérald Genta presentó en Basilea el primer reloj con su propio nombre.
Seis curiosidades sobre el Audemars Piguet Royal Oak:
El Royal Oak no recibió su nombre definitivo hasta diciembre de 1971, año y medio después de su concepción. Una vez más, parecer ser que el definitivo fue cosa de uno de los «mosqueteros», Carlo de Marchi. Antes de eso había tenido el nombre interno de «Safari». «Safari» fue, por cierto, el nombre de una de las primeras colecciones de la marca Gerald Genta.
Tratándose de un reloj sumergible, el nombre estaría relacionado con los barcos Royal Oak de la Armada Británica, blindados con acero. O con el Roble Real que protegió a Carlos II de Inglaterra cuando era perseguido por las fuerzas de Cromwell a mediados del siglo XVII. Si había protegido la vida de un rey ¿por qué no la integridad del calibre ultraplano 2121?
El calibre 2121 estaba fabricado por LeCoultre, que también lo suministraba a Vacheron Constantin (El primer Nautilus de Patek también uso un calibre ultraplano de LeCoultre)
El brazalete fue encargado inicialmente al mejor fabricante de la época: Gay Freres, que posteriormente -1998- sería comprado por otro de sus clientes: Rolex.
La esfera fue encargada al mejor fabricante de esferas de la época: Stern Frères, la misma familia que en 1932 habían comprado Patek Philippe.
Los tornillos hexagonales son de oro blanco, insensibles a la corrosión salina, porque los primeros de acero llegaban a oxidarse «pegando» las dos partes de la caja.
El 6 de diciembre de 1971, casi un año y medio después del primer diseño, Audemars Piguet presentó oficialmente la solicitud de patente 17724/71 ante la Oficina Federal Suiza de la Propiedad Intelectual. Gérald Genta figuraba como inventor.
La patente, titulada «Caja de reloj hermética», se publicó en septiembre de 1974 y se concedió en enero de 1975. Protegía «una caja de reloj estanca basada en una construcción particularmente sencilla y eficaz y que presenta un nuevo aspecto estético». El texto menciona los riesgos de infiltración de agua alrededor de los tornillos, pero aún no indica que estos últimos serían de oro para evitar la oxidación.