Pueden parecer enemigas, pero no solo son: el agua y las joyas se alían para bailar una danza de reflejos que multiplican la luz (y el brillo de tu piel). No se trata de una tendencia nueva, pero sí ha evolucionado: desde Coco Chanel popularizando los sofisticados looks playeros de la Riviera Francesa a las imágenes de Slim Aarons con escenas hedonistas en sofisticadas pool parties.
El arte para lograr esta combinación requiere un juego de contrastes. Por ejemplo, un bikini o un vestido de cuello halter en tonos neutros permite que unos maxi pendientes se conviertan en protagonistas. O un collar importante puede elevar una pieza de baño con escote en V. Y aunque las joyas funcionan con toda la paleta de colores —desde los pastel hasta los cítricos— e incluso los estampados, los trajes minimalistas en negro, blanco o tierra siempre serán sinónimo de éxito a la hora de conseguir la combinación más elegante y atemporal.
Las reglas del juego (y cómo romperlas)
¿Se pueden llevar joyas en la playa? La respuesta es sí, pero con matices. En primer lugar, hay que elegir bien los materiales. El oro amarillo y los diamantes resisten mejor que otros ante el salitre y el sol. RABAT, con su excelencia en orfebrería, trabaja con materiales nobles que pueden acompañarte durante todo el verano si se cuidan con mimo. Porque una joya bien hecha no conoce límites.
Apúntate al layering de collares, una técnica fundamental para lograr ese efecto de lujo despreocupado que es tendencia. La combinación de diferentes largos y texturas crea profundidad visual y permite jugar con las líneas del escote de manera estratégica. Como, por ejemplo, una cadena tipo choker combinada con una cadena más larga, y un tercer collar que llegue hasta el pecho. También con los brazaletes, tanto los rígidos como los flexibles. Puedes lucirlos de manera individual o en conjunto: una pila de piezas doradas o una combinación de diferentes piedras de colores llenará de energía cualquier look.
Evita las piezas demasiado pesadas o delicadas si planeas nadar o hacer deportes acuáticos. Pero si el plan es tomar el sol, pasear por la orilla o disfrutar de un cóctel en un beach club, las joyas se convierten en el toque maestro que eleva incluso el bikini más sencillo. Y no te olvides del equilibrio: si optas por pendientes llamativos, deja el cuello despejado, y a la inversa si eliges un collar tipo gargantilla. El secreto está en encontrar un diálogo entre forma, textura y luz.
La fuerza de la naturaleza
Las piezas de la colección RABAT Salvaje capturan perfectamente esta esencia sofisticada que define al nuevo lujo de playa. Piezas que encajan tanto en una comida en un exclusivo chiringuito de playa como en una jornada de barco entre amigos, porque sus diseños, inspirados en la naturaleza más indómita, dialogan de manera natural con el entorno costero.

Ilumina tu verano
Puedes hacer que tus vacaciones brillen aún más con los diamantes de RABAT Diamonds. Lo fascinante de esta colección es que se adapta perfectamente a cualquier estética, elevando aún más esta narrativa de sofisticación estival. Piezas atemporales, delicadas y cargadas de brillo, que normalmente asociaríamos a una cena formal, encuentran ahora un nuevo contexto en la arena blanca y el azul del mar en un gesto casi cinematográfico.

Celebrar el hedonismo
La colección RABAT 70’s es un viaje fascinante a la estética retro de la libertad, la fiesta y la feminidad basado en el glamour despreocupado de los días de piscina en Palm Springs. Las líneas geométricas, las piedras de colores y las piezas XXL beben del look propio de una década que redefinió la relación entre moda y libertad. En el contexto playero, estas piezas aportan un aire de rebeldía sofisticada que transforma cualquier look de baño en una declaración de estilo.

Tanto RABAT 70’s como las piezas de otras colecciones se convierten en el acento perfecto para un look de día que puede transformarse en uno de noche sin necesidad de cambiar de ropa. Añade un pañuelo en el cabello y unas sandalias doradas y estarás lista para la puesta de sol… y lo que surja. Porque en verano se trata, sobre todo, de dejarse llevar sin tanto plan establecido.