¡Benditos relojes que, tras cincuenta años, siguen enamorando como el primer día! Aunque este privilegio está reservado solo a los grandes clásicos, como el Laureato. El reloj más icónico de Girard-Perregaux celebra su aniversario en el momento más álgido de su trayectoria, en plena fiebre por los brazaletes integrados y con una legión de jóvenes aficionados que están descubriendo los secretos de esta maravillosa colección. Se lo merece.
El Laureato nació en una época tan convulsa como fértil para la relojería. Su aparición se dio en pleno auge del cuarzo, cuando todas las firmas buscaban asegurarse un lugar destacado en esta carrera tecnológica. Girard-Perregaux tomó la arriesgada decisión de crear su propio departamento de desarrollo (mientras el resto de la industria suiza apostaba por la colaboración, de la cual surgió el histórico Beta 21). Fue una apuesta audaz y victoriosa, ya que de esa iniciativa nació el famoso calibre GP 350, el más preciso del mercado en aquel momento, cuya frecuencia de 32.768 Hz acabaría estableciéndose como estándar en este tipo de mecanismos. El cuarzo representaba el futuro, y una tecnología tan innovadora requería una colección igualmente rupturista. De ese espíritu nació el Laureato.
LAUREATO, DE ESTUDIANTE A MAESTRO
Cuenta la leyenda que el nombre Laureato fue propuesto por el distribuidor de la marca en Italia, influenciado por el éxito de la película The Graduate, conocida en España como El Graduado y en Italia como Il Laureato. Más allá de la anécdota, Laureato resultó ser un nombre perfecto: joven, evocador de los cambios sociales de la época y de la evolución del gusto relojero. A mediados de los años setenta se impuso una relojería más deportiva, con el brazalete integrado como tendencia dominante. Girard-Perregaux se sumó a esta corriente con un reloj diseñado por su propio equipo, que combinaba una caja ligeramente tonneau con una esfera redonda. Para unir ambos elementos, se creó un bisel original de dos partes: la inferior, circular; la superior, octogonal, que acabaría definiendo la personalidad del Laureato.
El Laureato salió al mercado en 1975 acompañado del calibre GP 350, y desde sus inicios fue un éxito de ventas. Era un reloj compacto, muy fino gracias al uso del cuarzo, y con abundantes acabados bicolor, acordes con los gustos de la época. Su presencia constante en el catálogo de Girard-Perregaux permite seguir la evolución estética de la colección. Los años ochenta trajeron complicaciones relojeras, aún con cuarzo, y no fue hasta 1995 cuando apareció el primer Laureato con movimiento mecánico. A partir de entonces, la colección vivió una nueva edad dorada, adoptando múltiples formas, materiales y complicaciones, pero siempre manteniéndose reconocible gracias a su característico bisel octogonal.
Con la celebración de su cincuentenario, Girard-Perregaux ha decidido mirar al pasado y presentar una versión que rinde homenaje a los grandes hitos estéticos de la colección: el Laureato FIFTY. Sin embargo, sería un error considerarlo un simple revival. Esta edición especial establece un puente inteligente entre la historia y el presente, y se convierte en el mensajero de una nueva etapa para la firma, representada por su nuevo movimiento manufactura.

UN NUEVO LAUREATO MÁS PEQUEÑO Y ANGULADO
La gama actual del Laureato de tres agujas incluye versiones de 38 y 42 milímetros. La primera, aunque considerada unisex, se orienta más hacia el público femenino, mientras que el modelo de 42 mm está claramente dirigido al masculino. El Laureato FIFTY representa una tercera opción, con un diámetro de 39 mm, sin duda el tamaño fetiche del momento, similar al de los grandes iconos relojeros que surgieron junto al Laureato.
Más allá de su simbolismo, el diámetro de 39 mm es ideal para la mayoría de las muñecas, especialmente en modelos con brazalete integrado, donde no hay asas que interfieran con el movimiento de la mano. También ofrece una proporción perfecta para los modelos de tres agujas como este, evitando tanto la sobrecarga visual como la sensación de vacío que a veces generan los relojes más grandes.
Aunque el aumento respecto a la versión de 38 mm es mínimo, el Laureato FIFTY parece sensiblemente más grande. El secreto está en el nuevo diseño de la caja. Son modificaciones sutiles, casi imperceptibles para el aficionado, pero que en conjunto logran una estética más marcada.
El cambio más evidente se encuentra en los laterales de la caja, acentuados por un biselado pulido que contrasta con el cepillado del frontal. El refuerzo de los ángulos también se aprecia en el perfil del reloj, con laterales levemente inclinados para acoger el brazalete, y en el fondo de la caja. Tanto el cristal de zafiro frontal como el del fondo son planos, una elección muy típica de los años setenta y perfecta para el espíritu del reloj.
EL ENCANTO DEL BICOLOR
El Laureato FIFTY se presenta con una caja de acero de 9,80 mm de grosor (ligeramente más fina que las versiones existentes) y una hermeticidad de hasta 150 metros, una cifra más que aceptable para un reloj de categoría sport-chic.
El bisel de oro amarillo conecta con las raíces de la colección: todo un acierto. Aunque el primer Laureato de 1975 ya contaba con un bisel de este material, la imagen del FIFTY recuerda más a la versión de 1995, la primera con movimiento mecánico. Contribuye a ello la elección del gris oscuro para la esfera, un clásico dentro de la colección que aporta un excelente contraste con el bicolor de la caja y el brazalete.
El relieve Clous de Paris también es un elemento tradicional del Laureato, al igual que los índices tipo obús, con tratamiento luminiscente para facilitar la lectura en la oscuridad.
Aunque sabemos que el Laureato FIFTY incorpora un movimiento mecánico (del cual hablaremos más adelante), la leyenda Automatic ha desaparecido de la esfera. Se busca así remarcar el carácter atemporal del Laureato, que en sus inicios llevaba un movimiento de cuarzo. ¡Cómo cambian los gustos con el paso del tiempo!
BONITO Y CÓMODO
El brazalete forma parte esencial de la identidad del Laureato a lo largo de sus cincuenta años de existencia. Muy pronto adquirió su diseño definitivo, con eslabones en forma de «H» y una hilera central de eslabones más pequeños, ya sean de acero o, como en este caso, de oro amarillo. Lo que ha sido común a todos los modelos es el contraste entre el satinado de los laterales y el pulido de los eslabones centrales.
Parecido, pero no idéntico al de los brazaletes anteriores, el equipo de diseño de Girard-Perregaux ha optado por eslabones más pequeños, cuyo tamaño se reduce progresivamente hacia el cierre.
La superficie del brazalete mantiene la estética angulosa de la caja. El pulido de los bordes está más acentuado y la superficie exterior es completamente plana, muy en la línea del Laureato de 1975. Los eslabones de oro, por su parte, presentan formas más redondeadas para acentuar el contraste con los de acero. Basta acariciar suavemente el brazalete para apreciar el delicado pulido de su superficie: todo un placer táctil.
Dos pulsadores facilitan la apertura del cierre, que además incorpora un sistema de ajuste fino que permite alargar la longitud del brazalete en hasta 4 milímetros. Un detalle muy bien pensado por parte de la firma, considerando los cambios en el diámetro de la muñeca según la estación del año.
Antes de concluir con el cierre, conviene fijarse nuevamente en los pulsadores: son octogonales, al igual que el bisel. No es el único gesto al elemento más icónico del Laureato. La corona de oro amarillo también repite la forma octogonal. Sin duda, una decisión que veremos replicada en futuros modelos de la colección.
GP4800, EL MOVIMIENTO DE UNA NUEVA ERA
Más que una firma relojera, Girard-Perregaux siempre se ha considerado una manufactura. Su origen está en la fabricación de movimientos, y su prestigio se consolidó con mecanismos como el Tourbillon con Tres Puentes. Actualmente, su catálogo incluye más de 30 calibres propios y más de 80 patentes registradas, fruto de su capacidad de desarrollo y producción.
Hasta ahora, la colección Laureato se ha nutrido de dos familias de calibres: GP03300 y GP01800, ambas con base de tres agujas, pero concebidas para modelos distintos. El GP03300, más veterano, es un mecanismo compacto (25,95 mm —once líneas y media— de diámetro), con una reserva de marcha de 46 horas. El GP01800, más grande (30 mm), está pensado para el Laureato de 42 mm y ofrece una reserva de 54 horas.
El GP4800 llega para completar esta oferta de movimientos sencillos de Girard-Perregaux y, lo que es más importante, para elevarla, situándose entre los mejores movimientos automáticos del mercado.
Se trata de un calibre de tamaño reducido, similar al GP03300, ideal para la demanda actual de relojes con diámetros inferiores a los 40 mm, como el Laureato FIFTY. Por supuesto, ha sido desarrollado y fabricado en las instalaciones propias de Girard-Perregaux en La Chaux-de-Fonds. Aunque sencillo, el GP4800 ha sido diseñado para admitir futuras complicaciones mediante módulos. Será el pilar sobre el cual la firma construirá su catálogo en los próximos años.


LAS MEJORAS QUE APORTA EL GP4800
Como mencionábamos, el GP4800 representa un salto cualitativo respecto a las familias de movimientos ya conocidas de Girard-Perregaux. Se ha concebido como un mecanismo versátil y robusto, capaz de ofrecer un rendimiento excepcional en todas las situaciones de la vida cotidiana.
La innovación más destacada es la fabricación en silicio de todo su sistema de regulación, que incluye las ruedas del escape, la palanca del áncora y un rodillo. Girard-Perregaux conoce bien las virtudes del silicio: no en vano, de sus talleres salió el revolucionario Constant Escapement de fuerza constante. El GP4800 es, sin duda, más sencillo, pero también más práctico y con altísimos niveles de fiabilidad, durabilidad y resistencia al magnetismo.
Además, incorpora un nuevo volante de inercia variable. Su regulación se realiza mediante cuatro tornillos de oro blanco alojados en el aro exterior, eliminando la necesidad de la raqueta tradicional que controla la longitud de la espiral.
La energía es proporcionada por un único barrilete, con una autonomía estimada de 55 horas, superior a la del conocido GP03300.
También contribuye a su eficiencia el nuevo sistema de carga, unidireccional, con una masa oscilante montada sobre un rodamiento de bolas de cerámica, material que reduce las necesidades de lubricación. Esta versión del Laureato FIFTY incorpora una masa de nuevo diseño, realizada en oro macizo de 18 quilates y con un precioso acabado esqueletado que permite admirar la decoración del movimiento.
BELLEZA ESTRUCTURAL
En la Alta Relojería, estética y rendimiento van siempre de la mano. Las prestaciones son esenciales para cualquier reloj que se precie, y un acabado meticuloso es la mejor forma de demostrarlo. Algo falla si hay desequilibrio entre los elementos: por ejemplo, un mecanismo de alto rendimiento, pero tosco en su presentación. O, al contrario, un calibre con una decoración exuberante pero evidentes carencias técnicas.
No es el caso del GP4800, donde belleza y fiabilidad se combinan con maestría.
El equipo de desarrollo de Girard-Perregaux ha tenido la genial idea de recuperar la arquitectura de su calibre más emblemático, el Tourbillon con Tres Puentes, y trasladarla a su nuevo movimiento. No hay tourbillon, obviamente, pero sí una estructura simétrica en los puentes. También destaca el coq (puente del volante), fijado en dos puntos, no solo por motivos estéticos, sino para garantizar la estabilidad del órgano regulador.
La manufactura informa que se han empleado nada menos que diez acabados diferentes en la decoración del nuevo GP4800. No nos atrevemos a contarlos, pero el esfuerzo es evidente desde el primer contacto visual con el mecanismo. La superficie de los puentes está decorada con las tradicionales Côtes de Genève, los cantos biselados en pulido, y los tornillos de fijación con acabado espejo. Incluso hay un guiño explícito al Tourbillon con Tres Puentes de Oro en la elaboración y acabado del rotor de carga, realizado también en oro.
Llama la atención la ubicación del volante en la parte superior del movimiento. Así lo hemos podido comprobar al girar el Laureato FIFTY y observar el GP4800 a través de su fondo de zafiro. Una curiosidad más en un reloj destinado a marcar una nueva etapa en la historia de esta prestigiosa casa.