Lifestyle, Relojes

Decálogo de experiencias que hay que vivir para tener una vida plena

El poeta cubano José Martí afirmaba que “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Con estos tres elementos tenemos asegurado el paso a la eternidad. Habrá gente que cumpla las tres, otros quizás a duras penas hagan una. A nosotros esto nos saben a poco, la verdad, y si bien las propuestas de Martí son perfectas para que nuestro paso por la vida sea recordado por siempre, incluiríamos algunas más que harán que esa vida la vivamos plenamente. Porque, si se van a acordar de nosotros, al menos que tengan cosas que contar, ¿no?

Así que hemos elaborado un decálogo con las diez experiencias que toda persona debería tener en esta vida para poder decir: “he vivido”.

Un viaje en el Orient Express

Que Agatha Christie situara uno de sus crímenes en este tren ayudó todavía más a que el Orient Express se convirtiera en un mito. Sus vagones conservan la decoración Art Decó original lo que hace que parezca que el tiempo se ha detenido y ayuda a recuperar el glamour que  tenía viajar en los años 20 del siglo pasado, cuando todavía las aerolíneas low cost y el turismo masificado eran algo que no se conocía. Las rutas del trayecto incluyen ciudades como Londres, París o Venecia, pero muchas veces estos lugares son lo de menos, porque lo que interesa del Orient Express es vivir la experiencia: ya saben, muchas veces lo que importa es el viaje en sí mismo, no el destino.

Contemplar una aurora boreal

Aurora boreal: Hotel Syöte aurorasuites
Aurora boreal: Hotel Syöte aurorasuites

Es difícil pensar en un espectáculo de la naturaleza tan impresionante como el que nos regala el cielo nocturno de las zonas polares. Durante los meses de invierno, las largas noches se ven iluminadas por estas curiosas formas luminosas que los vikingos creían producidas por los destellos de las armaduras de las vírgenes guerreras valkirias. Para disfrutarlo, te aconsejamos que reserves en el Iso Syöte Hotel, en Finlandia, que cuenta incluso con una suite pensada justo para esto: a través de sus paredes de cristal podrás contemplar las auroras desde la cama… o desde tu jacuzzi privado.

Asistir al concierto de Año Nuevo

El 1 de enero Viena se convierte por unas horas en la capital del mundo. Más de 100 millones de personas siguen en directo la retransmisión del concierto que ofrece la Orquesta Filarmónica de la ciudad desde la Sala Dorada de su Musikverein. Conseguir una entrada es algo complicado, ya que debido a la alta demanda se tienen que sortear, pero nunca está de más probar suerte. Para alojarte, y ya que estamos con tradiciones, nos decantamos por el Hotel Sacher y de paso nos damos una vuelta por su restaurante para degustar la tarta que lleva su nombre. ¿Hay alguna manera mejor de empezar un año?

Ser invitado a un desfile de Alta Costura

Los fanáticos de la moda saben que cuando hablamos de alta costura hablamos de moda con letras mayúsculas. Hay desfiles y desfiles, y estos son el top porque representan la esencia de la artesanía y el glamour francés. Tampoco es sencillo hacerse con una invitación para ellos, pero es una experiencia que merece mucho la pena. El Grand Pallais es el espacio clásico en el que Chanel presenta sus coleccione y Valentino suele desfilar en el hotel Salmon Rotschild, que pueden ser dos buenos lugares donde disfrutar de esta experiencia.

Casarse (o no) en Las Vegas

A Las Vegas se la ama o se la odia, pero lo que está claro es que hay que pasear al menos una vez en la vida por el Strip, la calle principal de esta ciudad en mitad del desierto, y dejarse deslumbrar por sus luces de neón, sus brillos artificiales y las reproducciones de iconos de la cultura occidental, como la Torre Eiffel. Cuando llegamos allí, tenemos que dejar que la energía fluya, jugar al casino en el hotel Bellagio y, por qué no, acabar casándonos vestidos de Elvis en una de las capillas 24 horas de la ciudad. La experiencia hay que vivirla al máximo, que vida solo tenemos una.

Surfear en Nazaré

Ohai nazaré surf
Ohai nazaré surf

La ola más grande registrada en las playas de Nazaré superó los 24 metros, por lo que ya solo contemplarla es un espectáculo que bien merece un viaje. Hay que tener en cuenta que estas cosas solo se pueden ver en contados lugares del planeta. La costa de Portugal es una referencia para los surfistas, que presumen de haber vivido esa experiencia. Si queremos experimentar este excitante deporte en una de sus capitales, nada mejor que acercarse hasta allí. Para relajarnos y quitarnos el salitre atlántico, podemos alojarnos en Ohai que nos ofrece otra experiencia que hay que probar: el glamping, o el camping de lujo.

Nadar entre tiburones

Solo pronunciar su nombre ya da miedo, pero lo cierto es que son muchas las personas que afirman que hay pocas experiencias tan inolvidables como compartir el mar con los escualos. Las Maldivas pueden ser un buen lugar para hacerlo, pero te aconsejamos un destino algo más alejado: la isla de Malapascua, en Filipinas. Allí podrás casi tocar al tiburón zorro al amanecer, cuando suben a la superficie para limpiarse, y para hacer este recuerdo todavía más imborrable, prepárate para contemplar uno de los amaneceres más impresionantes del mundo. Alójate en el Ocean Vida hotel que, además, se encargarán de todo para que disfrutes esos días.

Una gran fiesta

El Carnaval de Río de Janeiro; el Mardi Grass en Nueva Orleans; el Oktoberfest en Munich; Holi en India o los Sanfermines en Pamplona. Al menos una vez en la vida hay que desmelenarse y participar en una de las cinco grandes fiestas del mundo, que nadie diga que no somos animados. Música, actividades y mucho color se repiten en estas citas mundiales de manera anual, así que no tenemos excusa para, incluso, hacernos un pleno al cinco.

Carnaval Rio
Carnaval Rio

Viste un esmoquin

Quizás no se pueda comparar con las otras experiencias que hemos descrito en este artículo, pero lo cierto es que un hombre debe probar alguna vez en su vida a llevar un esmoquin. La experiencia de la pajarita, el porte que da uno de los conjuntos más elegantes de la indumentaria masculina y todo lo que conlleva (una cena, una fiesta, amigos…) suman para hacer que cada vez que nos ponemos un esmoquin sepamos que la velada va a ser inolvidable.