Un destino para esta Semana Santa
Justo acabamos de volver de unos días en Londres, y pese a lo enormemente felices que hemos sido en el Hotel Beaumont, que forma parte del sello Preferred Hotels & Resorts (qué servicio al cliente, por Dios Santo, qué maravilloso es cuando la empatía toma el mando de la experiencia), Laura y yo estamos un poco más por destino menos urbanos y buscar más naturaleza, cielo abierto, horizonte, belleza. Noruega, Irlanda, Dolomitas. Esas cosas.
Aquí un esquiador de fondo, escucho relojes de buceo, de aviador… pero ¿alguno para excursiones en la nieve?
Qué buena pregunta, y la verdad es que tienes un poco de razón. Es como muy habitual que se sigan enfocando, las grandes casas, a relojes de aviación y relojes de buceo —cuando en realidad no los vamos a usar para eso. Pero es parte de su encanto, ¿no? Saber que llevas en tu muñeca una pieza con la que podrías llegar a la luna. Para alta montaña yo te diría un Longines Spirit Zulu Time, con doble uso horario y (además) un precio muy ajustado. Si nos ponemos estupendos te diría Defy Extreme de Zenith, que además es capaz de medir tiempos con una precisión de una centésima de segundo.
En cuanto a la interpretación de los sueños, ¿podrías recomendarnos algún libro que trate el tema y lo haga bien?
Ay, los sueños, cachitos de información de ti mismo para ti mismo. Menudo temazo. Aunque también te diré una cosa, mi psicoanalista opina que “Los sueños han de interpretarse en sesión”. A lo mejor tiene razón o a lo mejor está proyectando sus conflictos, vete tú a saber. En todo caso, lo suyo es acudir al origen de todo esto, a La interpretación de los sueños de Sigmund Freud. Volviendo a mi querido psicoanalista, “No sirve ningún libro para interpretarlos porque no hay una simbología colectiva, el inconsciente toma cuanto se le antoja de la realidad y la ficciona a su gusto y libre albedrío, por eso la sesión es el espacio para entenderlos, en su contexto”. Está desatado el tío, “Los sueños tienen el cuerpo de una revelación, son esquivos y fugaces, pura belleza. Son nuestra historia pintada por Dalí y en cada contexto y tiempo significarán algo diferente”.
Vimos que pasasteis unos días en Bilbao, ¿Qué nos recomiendas?
Sí, allí fue la primera de las celebraciones de mi 46 cumpleaños, en Etxebarri. Como cada año. Es que he decidido no celebrarlo tan solo un día. En cuanto a Bilbao, nos alojamos como tantas otras veces en el Hotel Domine, desde el que ameneces viendo a Puppy, el Guggenheim, la ría… que por cierto, esta semanas podéis disfrutar en el museo de la exposición Joan Miró. La realidad absoluta. París, 1920–1945. Comimos en Nerua de Josean Alija, uno de mis restaurantes gastronómicos favoritos en España, compramos cosas bonitas en Persuade, algún cómic en la librería Louise Michel… Bilbao está preciosa.
Mi hijo va a celebrar su primer día del padre y me apetece regalarle un reloj que luego pueda pasar a su hijo.
Me ha costado media vida (además, tal cual, media vida) comprender esa verdad que das por hecho. No es posible la felicidad plena sin entender que somos porque alguien (nuestros papás) nos ayudó a ser quienes somos, sin ver tan nítidamente los hilos que nos conectan, es imposible ser sin cuidar esa tierra. Sin cuidar a los que nos preceden y a los que vendrán. Me parece precioso tu regalo. Si yo tuviese una hija, me encantaría que algún día llevase puesto mi Rolex Oyster Perpetual 36mm en verde bosque; que además, tiene grabado el apellido de mi padre (que es el mío, y por lo tanto sería el suyo) en su parte trasera: Terrés.
Un poema, que el mes pasado no nos regalaste ninguno.
Anda, pues es verdad, voy a compensarlo a lo grande con esta maravilla de Joan Margarit, La época generosa. De su poemario Amar es dónde.
Nuestros, como canciones
que nos hacen llorar, son esos días
que fueron la verdad de los anocheceres
sonrientes y del baño de los niños.
El alegre cansancio de la cena.
Las caras que no han vuelto
a confiar como entonces.
La vida se alimenta de días generosos.
De dar y proteger.
Si se ha podido dar, la muerte es otra.
Sé que el reloj es regalo habitual para el día del padre, pero ¿alguna joya para él?
Laura al habla: Me interesa mucho esta pregunta ☺️. Esta pulsera de hilo negro con bolas de oro rosa y malaquita verde, sé que es sencilla pero me parece muy bonita, el color es precioso y me imagino a mi papá con ella perfectamente, tanto llevándola con el traje y su reloj como más de sport con un polo.
En breve visito Valencia, ¿alguna zona recomendable para shopping?
Está increíble València, ¿verdad? Te diría que debes visitar dos zonas. Por un lado Els poblats marítims (Cabanyal-Canyamelar y Malvarrosa, llegando hasta la Patacona) pasear por La Marina, unas tapas en Anyora o Casa Montaña, algún concierto en La Fábrica de Hielo o La Casa de la Mar… Y por otro lado desde luego el centro, teniendo como base el fabuloso Mercado de Colón (que es una maravilla), puedes comer en Habitual de Ricard Camarena, comprar cositas ricas en Manglano, ir de tiendas bonitas y por supuestísimo acabar la jornada en RABAT València. Champagne y relojes, la vida.
21 días para primavera, pero necesito dar ya color a mis looks, ¿joyas que me ayuden?
Laura al aparato. Puedes animarte con un malva que favorece a todo tipo de piel, y brilla con la alegría de la primavera, este anillo RABAT de oro rosa con peridoto central y amatistas en degradé. Pura vida.
Una película para volver a creer en que la vida puede mejorar, llevo un tiempo poco apagada, melancólica.
Precisamente el mes pasado hablamos de artefactos culturales capaces de dejarte “el corazón calentito”, lo que comentas es una variante de aquello: obras que te dan ganas de vivir. A mí me pasa con Interstellar de Christopher Nolan, esa bellísima carta de amor al amor.
