Imagen del capitan Philip Van Horn Weems con un reloj de bolsillo
Relojes

Los relojes-instrumento de Longines que han hecho historia

Nos sumergimos en las emocionantes historias protagonizadas por los relojes Longines de aviación y submarinismo a lo largo de siglo XIX y descubrimos cómo han llegado a ser "legendarios"

Muchos aficionados a la relojería conocen la historia de Jacques Piccard y su batiscafo Trieste bajando el 23 de enero de 1960 a casi 11.000 metros de profundidad en la Fosa de las Marianas con un reloj amarrado en el exterior del submarino (algo que repitió James Cameron más recientemente con la misma marca). Lo que no es tan conocido -ya saben, el marketing- es que en ese batiscafo iban un par de cronógrafos Longines, con la más prosaica misión de controlar el lastre: «Totalizador para controlar la suelta de lastre. Dado que la salida de lastre de cada esclusa es de exactamente 10 kg por segundo, se puede calcular inmediatamente cuánto lastre se ha utilizado».

Botadura del batiscafo Trieste diseñado por Auguste Piccard
Foto: U.S. Naval History and Heritage Command

En la actualidad hay cierta querencia por parte de Longines en presentarse como reloj de vestir, haciendo hincapié en su relación con la hípica («Elegance is an attitude»), pero lo cierto es que en una historia tan larga como la de esta marca fundada en 1867 (aunque sus raíces están en 1832)  ha habido tiempo para tocar todos los palos, de los que no quedan al margen los llamados relojes-herramienta, desde los relojes de aviador hasta relojes de buceo.

Longines y los pioneros de la navegación aérea

En un tiempo ahora tan lejano como 1919 Longines ya era el proveedor oficial de la FAI (Federación Aérea Internacional), y posteriormente desarrolló instrumentos de panel para los propios aviones. Fue su relación con la marca Wittnnauer, el distribuidor de Longines para los Estados Unidos, la que condujo al desarrollo del famoso Weems o Second-Setting Watch, del que hubo dos modelos.

Philip Van Horn Weems | Fuente: Wikipedia

El capitán Philip Van Horn Weems se había enrolado en la US Navy a los 19 años, donde desarrolló una especial habilidad para la navegación instrumental combinando tablas y un cronómetro de marina. Pero estas tablas, editadas por primera vez en 1757, eran complejas de utilizar en el mar, no digamos ya en el aire. En palabras de Weems: «No es ninguna desgracia perderse en el aire, les pasa a los mejores navegantes. Lo importante es reducir los periodos de pérdida o incertidumbre de posición al límite más bajo humanamente posible».

La solución aportada por Weems fue un bisel interno marcado en segundos accionado por una segunda corona o pulsador, según el modelo, que sincronizaba la escala con la aguja segundera central y no al revés.

Hasta entonces (finales de la década de 1920) los navegantes habían estado utilizando relojes con parada de segundero para sincronizarlos con el cronómetro, a pesar de lo cual no siempre era fácil conseguirlo. La solución aportada por Weems fue un bisel interno marcado en segundos accionado por una segunda corona o pulsador según el modelo, que sincronizaba la escala con la aguja segundera central y no al revés. Esto tenía la ventaja adicional de no alterar la precisión del reloj puesto que no había que pararlo. Siendo una solución relativamente sencilla de aplicar (y que Weems no patentó hasta 1935) hubo bastantes fabricantes que se aprovecharon de la idea. Estos relojes, entonces considerados como de uso militar, se vendieron a las fuerzas aéreas de Gran Bretaña, Estados Unidos, y Rumanía.

Reloj Longines Weems de 1931 subastado por Christie's en 2008
Reloj Longines Weems de 1931 subastado por 15.000€ en Christie’s

Longines «Hour Angle» de Charles Lindbergh.

En 1927 Charles Lindbergh había protagonizado la mayor epopeya aérea de la Historia hasta entonces: cruzar el Atlántico en un vuelo sin escalas. En ese momento Lindberg no conocía la navegación instrumental y se guiaba por estimaciones tales la velocidad y el combustible gastado para saber dónde se encontraba. De hecho, hasta apagó la radio. Con estos datos, el éxito de la empresa sólo se explica por la suerte y la inconsciencia de la juventud (tenía 25 años).

Charles Lindberg posa junto al avión Spirit of Saint Louis
Charles Lindbergh | Foto: Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos

Entre 1927 y 1931) Lindbergh aprendería navegación precisamente de Weems, circunstancia que lo llevó a desarrollar un reloj con el que se pudiera calcular la longitud y que sería conocido como Hour Angle, añadiendo al Weems original un bisel giratorio que permite corregir la ecuación del tiempo. Por cierto, siendo Longines partner de la FAI no podía ser otra quien diera los tiempos oficiales de salida de Nueva York y llegada a París 33 horas y media después.

Anuncio publicitario del Longines Hour Angle creado por Charles Lindbergh
Anuncio publicitario del Longines Hour Angle creado por Charles Lindbergh

Longines Siderograph, el antepasado del GPS

En 1936, y como continuación de su relación con la aviación, Longines desarrolló un instrumento que indicaba el tiempo sideral de Greenwich en ángulos (grados, minutos y fracciones de minutos de arco). Se llamó Siderograph, después de ser conocido inicialmente como Cronómetro de Navegación. Gracias a su esfera dividida en 360 °, era fácil determinar la longitud con rapidez… si sabías lo que estabas haciendo. Este instrumento de cabina fue patentado por Longines en 1939 y se colocaba en una caja de aluminio con un fuente de calefacción e iluminación integrada, lo que garantizaba la estabilidad del movimiento -mecánico, por supuesto- incluso en las frías temperaturas que se alcanzaban en las cabinas de esos años. Es, en cierto modo, el antepasado del GPS, y fue muy apreciado por los pilotos de la época.

Reloj Longines Siderograph, el antepasado del GPS, y fue muy apreciado por los pilotos de la época.
Longines Siderograph (1936) | Foto: Longines

Longines Majetek, el reloj de las fuerzas aéreas checoslovacas

Otro modelo famoso es el apodado Majetek, un reloj solo hora destinado a las fuerzas aéreas checoslovacas de 1935, así llamado por la frase Majetek vojenské správy (Propiedad de la Administración Militar) grabado en su fondo.

Aun así, estos relojes no estaban restringidos al uso militar, de manera que Longines le propuso a su agente en el país que los publicitase con el argumento precisamente de que era un reloj lo suficientemente resistente como para ese uso.

Longines Majetek (correa NATO no original)
Longines Majetek (correa NATO no original) | Foto: Watchprosite

En septiembre de 1938 Longines recibió un importante pedido de 500 unidades… que no pudo suministrar debido al inicio de lo que acabaría siendo conocida como la Segunda Guerra Mundial. Fue reeditado en 2015.

Longines Type A7

Como también fue reeditado -en 2012, y sigue en catálogo- el Type A7, un cronógrafo fabricado para la US Army y suministrado a través de su agente local Wittnauer.

Además de cumplir unas estrictas especificaciones, el Type A7 debía disponer de una correa fácilmente desmontable para que pudiera ser usado como reloj de bolsillo. Esta correa, además, debía ser lo suficientemente larga para ser abrochada sobre los gruesos uniformes de vuelo o incluso sobre el muslo.

Sus características son comunes a tantos relojes destinados a este cuerpo del ejército, sin embargo este reloj se diferencia del resto por a inclinación de 45º hacia la derecha de la esfera y la corona a las 12 respecto a ésta.

reloj original Longines Type A-7 de 1935
Longines Type A7 de 1935 | Foto: Longines

Con esta inclinación, las indicaciones del reloj quedaban alineadas con las del tablero de instrumentos del avión, ya que el piloto lo llevaba puesto en la parte interior de su muñeca de manera que no tenía que girarla para leer la hora.

Longines «Broad Arrow»

Hacia el final de la guerra, el ejército británico encargó un reloj especial a distintos fabricantes suizos incluyendo a Longines. A los fabricantes locales (los que quedaban operativos) se les había encargado instrumentos de navegación o temporizadores para detonadores, lo que explica esta petición a proveedores extranjeros.

Y qué decir de las tropas aerotransportadas. Es bien sabido que las fuerzas especiales necesitaban relojes especialmente duraderos: la correa del reloj no podía ser arrancada por las cinchas de un paracaídas, el movimiento debía resistir los golpes y… la caja tenía que ser resistente al agua. Hacia el final de la guerra, el ejército británico encargó un reloj especial a distintos fabricantes suizos incluyendo a Longines. A los fabricantes locales (los que quedaban operativos) se les había encargado instrumentos de navegación o temporizadores para detonadores, lo que explica esta petición a proveedores extranjeros.

Longines broad arrow de 1945
Longines «Broad Arrow» circa 1945 | Foto: Time Curated

Necesitaban WWW, que no tiene que ver con internet sino con otro acrónimo: Watch, Wrist, Waterproof. Las Fuerzas Armadas Británicas se refieren por primera vez oficialmente a este tipo de relojes en una edición de 1943-44 de la publicación especializada Amphibious Landings and Operations, donde se enumera el equipo completo para los soldados de las British Special Air Forces. Estos relojes llevarán inscrita la “Broad Arrow”, el símbolo que indica propiedad del gobierno británico.

Los primeros relojes de submarinismo Longines

Pasada la guerra, a finales de la década de los 1950 y gracias a la escafandra autónoma inventada por Jacques Cousteau, se popularizó el submarinismo recreativo, lo que llevó a las marcas más inquietas a explorar el segmento de los relojes verdaderamente sumergibles, donde gracias a lo anteriormente expuesto Longines contaba ya con alguna experiencia.

Consecuentemente, los primeros relojes de buceo se basaban en los de aviación, siendo el primero de ellos el Nautilus Skin Diver referencia 6921-1, producido entre 1957 y 1959 y de los que se calcula que sólo se produjeron unos 300 ejemplares. Era grande para su época, 40mm, y estaba dotado de un bisel giratorio de baquelita y una sola corona. Esta corona estaba marcada con líneas rectas cruzadas formando una pequeña cuadrícula, lo que indicaba que estaba fabricada por la empresa E. Piquerez (EPSA), que por esa época había patentado un sistema de estanqueidad por cierre a bayoneta llamado Compressor.

reloj de buceo Longines Nautilus Skin Diver
Longines «Nautilus Skin Diver» subastado por Phillips en 2018 | Foto: Phillips

Longines ha lanzado recientemente una versión en 42mm.

El buceador legendario…

En 1960 aparece el más famoso de los divers de Longines: el Legend Diver referencia 7042 y posteriores, que usaba las cajas llamadas compressor 2 y compressor 3.

Algunas de las primeras series están grabadas con el número de referencia de la patente en la cara interna del fondo de la caja. Presentan dos características principales: un bisel interior giratorio y dos coronas a las 2 y a las 4, una para configurar la hora y la otra para operar el bisel. La tecnología de Piquerez, que incrementa la estanqueidad a medida que el usuario se sumerge debido a la presión, era tan efectiva que la marca declaraba una impermeabilidad de 150 metros, una cifra impresionante para la época.

Desde 2007 se han ido sucediendo distintas reediciones de este exitoso reloj de buceo, y actualmente lo podemos encontrar con diferentes colores de esfera y hasta cuatro materiales de caja: acero, acero con tratamiento PVD negro, bronce e incluso oro.

Por cierto, y enlazando con el principio de este artículo ¿Sabias que Longines también equipó los Zeppelin de entreguerras?

Anuncio publicitario de la colaboración de Longines con Graf Zeppelin
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